EL SANTO SUDARIO
Miguel el 09-02-2008, 23:55 (UTC)
 Es el primer hallazgo de este tipo en una reliquia atribuida a Jesús
A medida que aumentan las investigaciones sobre el Sudario de Oviedo, aumentan las posibilidades, según los especialistas, de que este trozo de tela cubriera la cabeza de la misma persona a la que envolvió la Sábana Santa de Turín y que esa persona sea quien afirma la tradición: Jesús de Nazaret.
El Instituto Nacional de Toxicología, entidad española de prestigio internacional, ha conseguido analizar parte del ADN hallado en los restos de sangre del Santo Sudario de Oviedo, una reliquia que pudo ser empleada para cubrir la cabeza de Cristo en el traslado desde la cruz hasta el sepulcro.

El presidente del Centro Español de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez ha confirmado que «se trata de la primera vez, a nivel mundial, que alguien posee un fragmento de ADN de una reliquia tan importante que se atribuye a Jesús». «Al estudiar los hilos, que están impregnados en sangre, los expertos descubrieron una pequeña parte de ADN mitocondrial, una sección de ADN que se hereda de la madre», apuntó. Por tanto, «en caso de que el Sudario de Oviedo hubiese cubierto la cabeza de Cristo estaríamos también ante el hallazgo de una parte del ADN que procedería de la Virgen María», señala.
Según el estudio realizado por el Equipo de investigación del Centro Español de Sindonología «producida la muerte, se cubría la cabeza del crucificado, siguiendo la costumbre hebrea, y se procedía a trasladar el cuerpo hasta el sepulcro, y allí se procedía a colocar la mortaja definitiva». De este modo el Santo Sudario de Oviedo sería una reliquia complementaria de la famosa Sábana Santa, pues se habría usado antes del entierro definitivo y el mismo cadáver habría manchado sucesivamente ambos lienzos.
Desde el siglo VII, el Santo Sudario se encuentra en España, aunque pocos son conscientes de ello. Mientras que la Sábana Santa de Turín es asediada por visitantes, novelas y películas, el Santo Sudario de Oviedo permanece en un discreto segundo plano.

 

LA COMUNION EN LA MANO?
Miguel el 04-02-2008, 20:56 (UTC)
 Recibir Comunión en la mano debilita devoción frente al Santísimo, dice autoridad vaticana
ROMA.- El Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, subrayó que al recibir la Comunión en la mano se produce "un creciente debilitamiento de una conducta devota frente al Santísimo". En su opinión la Iglesia debería reconsiderar el permiso para recibirla de esta forma.
Según el sitio web Kath.net el Prelado hizo pública esta propuesta, en el prólogo del libro "Dominus Est: Pensamientos de un Obispo de Asia Central sobre la Sagrada Eucaristía" escrito por el Obispo Auxiliar de Karaganda, Mons. Athanasius Schneider, y editado por la librería del Vaticano en enero de este año.
Mons. Ranjith recalcó que la Sagrada Eucaristía debe ser recibida "con reverencia y actitud de devota adoración". Resaltó que la práctica de recibir la comunión en la mano fue "introducida de manera abusiva y precipitada en algunos ámbitos" y posteriormente reconocida por el Vaticano. Además recordó que en Concilio Vaticano II nunca se legitimó esta práctica.
Aquí no se trata de argumentos capciosos, recalcó Mons. Ranjith, "creo que ha llegado la hora de evaluar esta práctica y reconsiderarla y, cuando sea necesario, dejarla", acotó.
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Uno de los milagros Eucarísticos de Buenos Aires fue justamente que las miguitas de la patena de comunión se transformaron en carne y/o sangre.

Los Católicos sabemos que Jesús está presente en cada partícula que parezca una miguita de pan y por eso quienes aman con devoción a Jesús Sacramentado ponen todos los medios posibles para que no se caiga ni una sóla de ellas. Cada miguita costó la Pasión de Cristo y merece la misma devoción que tuvo María con el cuerpo recién bajado de la Cruz, limpiando la sangre y no permitiendo que caiga al suelo ni una sola gota.
Tratar las partículas del Señor sin cuidado es un pecado que debe ser reparado por personas que, como lo explica la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, ofrecen sus dolores para reparar nuestros pecados. Todos los pecados cometidos en un año deben ser reparados en ese año. Si no lo hacemos por amor al Señor al menos tengamos piedad de las almas víctima. Además, en vez de usarse esa reparación para ablandar corazones endurecidos y salvar almas, se deben usar para cubrir nuestros descuidos culposos: ¡un alma bien vale un pequeño de cuidado!

1. Lamentablemente, contradiciendo lo que pide el Misal Romano y el documento Redemptionis Sacramentum, a veces no se usa patena para distribuir la comunión. Por nuestra ignorancia, falta de fe y/o de respeto, Jesús tuvo que hacer ese milagro en Buenos Aires. ¡Emmerick cuenta que Jesús usó patena en la última cena!

2. Lamentablemente, al explicar la comunión en la mano se olvidó explicar que debiéramos asegurarnos que no quede partícula alguna en la mano que hace de patena. Algunas personas devotas, por ejemplo cuando el sacerdote pide no comulgar en la boca por falta de Hostias y ser los pedazos muy pequeños, se lamen la mano que hace de patena, para asegurarse de que luego Jesús no sea pisoteado al caerse una miguita.

3. Lamentablemente NADIE se asegura que quien comulga en la mano lo haga frente al Sacerdote, tal como lo mandan las conferencias episcopales. La gran mayoría comulga de espaldas volviendo a su banco. Esto permite que las sectas satánicas roben la Eucaristía para profanarla en Misas Negras. También permite que por ejemplo una madre le de un pedazo de su Hostia a su hijita que aún no hizo la primera comunión.

Históricamente, debemos comprender que cuando no se contaba con la “innovación” de la oblea, que permite introducir la Eucaristía fácilmente y sin migas en la boca, la única alternativa era la comunión en la mano. Haber vuelto a la comunión en la mano, con los errores arriba citados fue un retroceso, que como dice el Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, llevó a la pérdida de devoción Eucarística con la consiguiente pérdida de Gracias, que en la economía de la salvación, significa mayor pecado y sufrimiento para el Sagrado Corazón de Jesús e incluso puede significar pérdida de almas (alguien que descuide a sabiendas y a propósito la Eucaristía podría llegar a caer en el pecado mortal de profanación).

Como bien lo demostró Monseñor Laise (ver abajo), que se negó a autorizarla en su diócesis, haber vuelto a la comunión en la mano es un retroceso litúrgico, porque conlleva los mismos riesgos que utilizar un pedazo de pan común en vez de obleas.

Es cierto, Jesús podría haber inventado la oblea, sin embargo no era esa la Divina Voluntad porque el “dominar la tierra” es trabajo y “mérito” del hombre.
Jesús, con su ciencia infusa podría habernos legado todos los inventos modernos y del futuro, incluyendo medicinas que hubieran curado pestes que diezmaron la población o incluso la cura contra el cáncer o el SIDA. Por un lado Dios nos da la posibilidad de ser dignos de milagros: ¿cuántas fuentes milagrosas nos ha dejado nuestra Madre? ¿cuántos llegamos a tener la fe de ese mendigo que por intercesión de la Virgen del Pilar recuperó su pierna AMPUTADA o la fe de la hemorroísa que se curó por sólo tocar su manto, cuando nosotros no sólo lo tocamos en la piel sino que nos hacemos uno con Dios en la Eucaristía, verdadera Salud del mundo? ¿Cuántos santos como la Beata Emmerick nos han descripto en sus revelaciones remedios caseros que curan cosas que aún hoy la medicina es incapaz de curar? En realidad no es culpa de Dios que no usemos los remedios que nos dejó, aún más poderosos que cualquier medicina o que cualquier fertilizante, a fin de cuentas, cuántos santos comían todo el año de la producción de una huerta de 3x3?

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No todas las comuniones son iguales: a mayor amor y preparación, mayores gracias recibirá el fiel.

Sugerencias para comulgar con más devoción

• Confesión frecuente (si es posible cada semana): la confesión no sólo nos hace menos indignos de recibir a Dios sino que nos fortalece contra el pecado.
• Comunión espiritual en varios momentos del día (mínimo al ofrecer cada hora): para amar hay que tratar (al amado).
• Tratar de hacer 12 horas (o lo más posible) de ayuno como recomendaba antes la Iglesia (ahora pide sólo una, pero eso no implica que no se pueda dar un mejor regalo al visitar al niñito Jesús): para eso es mejor ir a la Misa matutina y cenar temprano.
• Al levantarse, ofrecer el día, la Misa, la Comunión, oraciones, trabajos y sacrificios al renovar la consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, por ejemplo.-
•Ir bien vestido a Misa. Emmerick dice que el orden y la limpieza en el vestir ayudan al alma. ¿Cómo iría vestido a una fiesta familiar tipo cumpleaños o Navidad? ¿en traje de baño y chanclas? ¿y con el pudor como andamos? Las mujeres no debieran usar ropas ajustadas que dejan ciertas partes al descubierto, no necesariamente por ellas, sino para no distraer a los hombres y no ser ocasión de pecado para los demás como recomienda San Pablo. Una palabra: elegancia.
• Si en su país se lavan los dientes, lavárselos: no sólo para no matar con el aliento al pobre Sacerdote; Jesús, estando presente en la Eucaristía como hombre, no se merece menos.
• San Aníbal María: preparar la Misa media hora antes, meditando la Pasión. Se podría aprovechar la media hora para rezar los misterios Dolorosos frente al Santísimo (indulgencia plenaria con las condiciones habituales) y la Coronilla de la Divina Misericordia.
•Oraciones para preparar la comunión.-
•Comunión Espiritual mientras vamos en la procesión (fila) a la comunión por ejemplo: “Yo quisiera, Señor, recibiros con la misma pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos” y “Yo quisiera Señor que todos os recibamos, con la misma pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos …”
• Breve inclinación antes de comulgar (lo sugiere la Iglesia) o incluso comulgar de rodillas (salvo que falte la patena, porque aumenta el riesgo de caída de partículas). La actitud externa refleja lo interno y viceversa, lo interno se refleja en lo externo.
• Comulgar en la boca: fíjense que Benedicto siempre da la comunión en la boca. Imiten el ejemplo de la Cátedra de Pedro!
• Ponerse en la fila para comulgar de las manos consagradas del Sacerdote o Diácono. Redemptionis Sacramentum de Ratzinger pide que los ministros extraordinarios de la comunión sólo se utilicen para situaciones extraordinarias. En la medida de lo posible, Jesús merece ser tocado sólo por dedos santificados. Emmerick dice que en el infierno lo único que brilla son los dedos de algunos sacerdotes que no fueron fieles a Dios. Normalmente, la Misa diaria es una situación ordinaria y para eso está el ordinario, es decir el Sacerdote). Si se hace doble fila por Sacerdote y si el sacerdote pide ayuda a otros sacerdotes o diáconos de la diócesis, es raro que una situación justifique la presencia de ministros EXTRAORDINARIOS (por ejemplo, una fiesta EXTRA-ORDINARIA con gran cantidad de fieles como Pascua o Navidad). Recemos por las vocaciones sacerdotales y diaconales.
• Acción de Gracias: San Josemaría recomendaba al menos media hora, pero si no se puede por las obligaciones, recordar que Jesús permanece unos 10 minutos en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad dentro nuestro, según varios Santos: aprovechar para agradecer, adorar, alabar, recordar lo que hizo por mí al morir en la Cruz por mis pecados, pedirle por nuestras necesidades y rezar oraciones lindísimas que han compuesto los Santos, muchas con indulgencias parciales como el “Cuerpo de Cristo, sálvame, alma…” de Santo Tomás.-
Para evitar comuniones sin devoción o incluso sacrílegas, sería bueno colocar instrucciones (como éstas) en cartelera y que antes de comulgar se recordara las condiciones mínimas para ello (60 minutos de ayuno, no estar en pecado mortal y aquí sería bueno recordar los más comunes para hacer catequesis, sobre todo mencionar el de faltar a la Misa Dominical y el uso de anticonceptivos, además de explicar que TODOS son abortivos).

Hasta que no se prohíba, a pesar de la catequesis, , siempre va a haber gente que comulgue con la mano, y por eso tal vez sería bueno, hacer filas distinta o pedir que pasen primero quienes comulgan en la boca y luego a los que lo hacen en la mano, no sólo por higiene (manos sucias) sino también porque permitiría controlar mejor que quienes comulgan en la mano lo hagan frente al Sacerdote, cosa que hoy no se hace.

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A continuación un resumen del libro de Monseñor Laise sobre la comunión en la mano:

"COMUNIóN EN LA MANO"
Extractos y opiniones del libro escrito por Mons. Rodolfo Laise
Obispo de San Luis, Argentina.-

¿Cuál es la mejor manera de recibir la Sagradaa Comunión? Y sobre todo: ¿Cuál es la que más agradaría a Jesús?
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Considerando las muchas apariciones Marianas, mensajes, y revelaciones en todo el mundo, vemos que los "Celestiales" nunca recomiendan la Sagrada Comunión en la mano, y sí enfatizan y exortan a tomarla en la boca y de rodillas.
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Generalmente se está mal informado en este tema. Es importante tener los conceptos claros, para saber discernir entre la verdad y los malentendidos, o maliciosos, que lamentablemente abundan mucho.
Uno de los mejores libros sobre este tema es: "Comunión en la mano", escrito en 1997 por Monseñor Juan Rodolfo Laise, Obispo de San Luis, Argentina. Lo denominaremos abreviadamente - C.M.– Monseñor Juan Rodolfo Laise prohibió distribuir la Sagrada Comunión en la mano en toda su diócesis.
El Obispo de San Luis comenta en su libro, con respecto a esta forma de distribuir la Sagrada Comunión:
«Conociendo la historia de este rito, reintroducido clandestinamente, difundido en base a equívocos, y confirmado por medio de desobediencias inquebrantables... (al Santo Padre), imponiendo a lo largo de veintisiete años un uso al que el Papa no quería autorizar por considerarlo peligroso para el bien de la Iglesia, hasta que lograron finalmente que se extendiera por casi todo el mundo.» (C.M., página 133).
«El mismo Pablo VI ha tenido que lamentar públicamente: "Ciertas formas de actuación en diferentes partes de la Iglesia, que son motivo de no poca preocupación y dolor...". Y prosigue el Papa: " Nos referimos sobre todo a esa mentalidad según la cual muchos reciben con disgusto cuanto proceda de la autoridad eclesiástica, (...) en materia litúrgica hasta las mismas Conferencias Episcopales obran a veces por su cuenta más de lo justo. (...) Se hacen experimentos arbitrarios y se introducen ritos que repugnan abiertamente a las normas de la Iglesia." ( En el discurso al Consilium ad exequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, 14 de octubre de 1968, A.A.S., 1968, p.735.)» (C.M., p.119).
No respetan la legislación universal de la Iglesia, de comulgar en la boca. El Papa Pablo VI denuncia en su Instrucción "Memoriale Domini", (abrev. MD), la introducción de la comunión en la mano sin autorización:
«... En algunas comunidades y lugares se ha practicado este rito, a pesar de no haberse pedido antes la Aprobación de la Sede Apostólica.» (MD, 1274 –num. Enchi. Vaticanum, tomo 3-) (Pág. 17, 19, C.M.)
«La introducción de este uso ha sido ilegal y abusiva» (C.M., p.55)
«En realidad el motivo de la Instrucción Memoriale Domine no fue instrumentalizar, (analizar), la adopción de la comunión en la mano, sino más bien el mantener su prohibición.» (C.M., página 136.)
En los primeros tiempos de la Iglesia comulgaban en la mano, «un evidente anacronismo: los antiguos no conocían otro modo.» (C.M.,p.69) «Pero la comunión en la boca es el modo que hubieran deseado tener.» (C.M.,p.68). «Las prescripciones de la Iglesia y los documentos de los Padres, manifiestan claramente la máxima reverencia, y suma prudencia tenidas para con la Sagrada Eucaristía. Porque "nadie come aquella carne a no ser que previamente la haya adorado", y al sumirla cada uno es amonestado: "...recíbela cuidando que nada de ella se pierda": "Porque es el Cuerpo de Cristo"». (Memoriale Domine, 1275) (C.M., p.19).
¿Por qué la Iglesia prefirió la actual forma tradicional de comulgar en la boca?. El cambio del uso primitivo y sus razones.
1276.- Después de que la verdad del misterio eucarístico, su eficacia y la presencia de Cristo en el mismo, fueron escrutadas más profundamente, por urgirlo ya, la reverencia debida hacia este Santísimo Sacramento, y al sentido de la humildad con la que es preciso que sea recibido, se introdujo la costumbre de que el ministro pusiese por sí mismo la partícula de pan consagrado en la lengua de los que recibían la comunión.
Mons. Laise hace referencia al historiador Jungmanns: «Esta costumbre de entregar la Eucaristía en la mano traía consigo el peligro de abusos. ... Más que el temor a los abusos, influyó sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese la sagrada forma directamente en la boca. Aunque existen noticias de épocas anteriores, testimonios ciertos de la abolición -la comunión en la mano- se dan sólo en el siglo IX.» (C.M., p.58)
Motivos para conservar la comunión en la boca.
1277.- Este modo de distribuir la santa Comunión, considerado el estado actual de la Iglesia en su conjunto, debe ser conservado, no solamente porque se apoya en un uso transmitido por una tradición de muchos siglos, sino, principalmente, porque significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía. Ahora bien, este uso no quita nada a la dignidad de la persona, de los que se acercan a tan gran Sacramento y es propio de la preparación que se requiere para recibir el Cuerpo del Señor del modo más fructuoso posible...
1278.- Con esta manera, tradicional, se asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas, de modo que se evite todo peligro de profanar las sagradas Especies Eucarísticas, en las que "de modo singular está presente todo y entero Cristo, Dios y hombre, de manera substancial y permanente"; y para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismos del pan consagrado: "Pues lo que dejas caer, considéralo, como amputado de tus propios miembros."». (Mem. Domine 1276-1278) (C.M., pp.21, 23).
El mismo Papa Pablo VI Prohibió la Comunión en la mano porque lo consideraba un cambio ofensivo, después de hacer una encuesta a todos los Obispos del mundo, que tuvo estos resultados: «De 2.136 votantes sólo el 26,6% votó a favor de comulgar en la mano...» (C.M., página 72.) Veamos el texto:
El Papa decide no permitir la Comunión en la mano.
1279.- "Un cambio en asunto de tanta importancia, que se apoya en una antiquísima y venerable tradición, además de lo que toca a la disciplina, puede traer consigo peligros (...): una menor reverencia hacia el augusto Sacramento del Altar, profanación del mismo Sacramento, y adulteración de la recta doctrina..."
1280.- (...) "Por las respuestas de los obispos, es evidente que la inmensa estima que no se debe cambiar la disciplina actual. Más aún, si se cambiara, este cambio sería ofensivo, tanto para la sensibilidad, como para la espiritualidad de estos mismos obispos, y de la mayoría de los fieles."
1281.- "Así, teniendo en cuenta las advertencias y los consejos de aquéllos a quienes "el Espíritu Santo ha puesto como obispos para regir la Iglesia", en razón de la gravedad del asunto y la fuerza de los argumentos aducidos... Al Sumo Pontífice no le parece oportuno cambiar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión." ( Instr. Mermoriale Domine 1280-1281.)
Esto es la síntesis, de la Instrucción Memoriale Domini (C.M., p.75) Comenta Monseñor Laise, la ratificación y vigencia como ley universal dentro de la Iglesia de comulgar en la boca, nuca en la mano.
Parte dispositiva:
"En consecuencia, la Sede Apostólica exhorta vehementemente a los obispos, sacerdotes y fieles a que se sometan diligentemente (con empeño, y con ardor), a la ley ya vigente otra vez confirmada, ( por votación realizada entre los Obispos, Pastores de la Iglesia), atendiendo tanto a la opinión de la mayor parte del Episcopado Católico, como a la forma que utiliza el rito actual (en la boca y de rodillas), de la sagrada liturgia, como fal bien común de la misma Iglesia." (Memoriale Domine 1279-1281.) (Comunión en la Mano, páginas 23, 25, 27.)
El daño ya estaba hecho, la comunión en la mano se había difundido, a pesar de los intentos de Pablo VI por evitarlo. La Carta enviada por el Consilium todos a los obispos, junto con la ficha de votación decía: «En las regiones donde la nueva práctica de poner la partícula en la mano se ha introducido, parece cada vez más difícil si no imposible, impedirlo.» Pablo VI, en el apunte autógrafo al esquema de la Instrucción "Memoriale Domine", dice: «Ha de tenerse presente que el uso o el abuso de distribuir la Sagrada Somunión (en la mano) está ya ampliamente difundido en algunos países y que los obispos (p. e. Cardenal Suenens), no cree posible reprimirlo.
También el Cardenal Gut, el Prefecto de la Congregación del Culto Divino que firmó la Instr. Memoriale Domine, en una entrevista publicada el 20 de julio de 1969, da testimonio de aquellos tiempos difíciles:
«Hasta el presente se había permitido a los obispos autorizar experiencias, pero con frecuencia se han franqueado los límites de esta autorización, y muchos sacerdotes han hecho simplementelo que han querido. Lo que ha ocurrido algunas veces es que ellos se han impuesto. Estas iniciativas, tomadas sin autorización, con frecuencia no podían ser detenidas porque se habían expandido demasiado lejos. Con su gran bondad y prudencia, el Santo Padre ha cedido con frecuencia, y muchas veces lo ha hecho contra su voluntad.» (C.M., pp.78-79).
Así el Papa concedió la posibilidad del indulto (permiso), para las situaciones irregulares, que parecían sin retroceso posible, lo que obviamente no significa cambiar la comunión en la boca para recibirla en la mano:
Actitud ante las situaciones irregulares.
1282.- "Pero si en alguna parte el uso contrario, es decir, el de poner la Santa Comunión en las manos, hubiera arraigado ya, la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia más difícil que nunca por la situación actual, confía a estas mismas conferencias la carga y el oficio de sopesar las circunstancias peculiares, si las hubiere, con la condición, de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía, como también que se quiten con todo cuidado otros inconvenientes." (MD.1282.)
Procedimiento para obtener el indulto
1283.- "En adelante, las Conferencias Episcopales, previo un prudente examen, tomarán oportunamente deliberaciones que deberán obtener en votación secreta dos tercios de los votos. Deliberaciones que luego han de ser presentadas a la Santa Sede, para su necesaria confirmación, remitiendo una exposición precisa de los motivos que han llevado a hacerlas. La Santa Sede ponderará cuidadosamente cada caso en particular, sin olvidar aquella conjunción que se da entre las varias Iglesias locales entre sí, o la de cada una con la Iglesia universal, para promover así el bien común, y la común edificación, y para el aumento de la fe y de la piedad, que brota del ejemplo mutuo." (MD.1282.), (C.M., pp.27, 29).
¿Por qué el Papa concede el indulto si sabe las consecuencias?
Con el indulto no se busca derogar la comunión en la boca. (Más bien evitar la desobediencia y apostasía generalizada, -ya predichas en La Salette, Fátima y otras apariciones ya aprobadas por la Iglesia. Nota del T.)
«No se concede un bien sino algo mucho más imperfecto, que lo anterior: que la ley general ya establecida, la comunión en la boca. Esta concesión se debe a la decisión prudencial de tolerar un uso peligroso para evitar un mal mayor. (La desobediencia -apostasía-, generalizada)» (C.M., p.126.)
«Es más, la solución deseada hubiera sido evitar toda concesión, pero se la adoptó temiendo una reacción violenta en algunas zonas y una desobediencia generalizada donde el uso ya estaba introducido.» (C.M., p.134.) Prohibir la Comunión en la mano, hubiera tenido la accesión de la mayoría absoluta, evitaría las consecuencias negativas, temidas a causa del uso de la comunión en la mano y tendría el apoyo de amplia parte del clero y de los fieles» (C.M., página 114).
Considerando todo esto el indulto (permiso a algunos paises), fue aceptado pero «su concesión fué fruto de la política del "hecho consumado"» (C.M., pág. 137). Y el 2 de octubre de 1968 hubo una reunión de los secretarios de los dicasterios involucrados y la situación, con respecto a la comunión en la mano, es que:
«el uso está ya introducido y es difícil impedirlo, sin embargo parece preferible regularlo; no toca el dogma sino sólo la disciplina. Los peligros: coexistencia de dos modos de distribuir la comunión, debilitamiento del culto hacia la Eucaristía, peligro de profanaciones, ceder a una imposición venida de abajo.» (C.M., p.102).
Conclusión: «La Comunión en la mano se introdujo sin autorización. Pablo VI se opuso, pero decidió otorgar permisos sólo donde el uso estaba ya arraigado, con el propósito de "ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia muy difícil, a causa de la situación actual."» (C.M., pág. 118.)
La nueva práctica (Comunión en la mano), no ha sido querida por la Santa Sede, ni es parte de la reforma litúrgica posconciliar sino sólo ha sido permitida por la insistencia abusiva de algunas Conferencias Episcopales, (sobre todo de países protestantes); y sólo después de una introducción totalmente abusiva, a la cual no fue posible resistir, a pesar de la quejas y prohibiciones de Roma.» (C.M., p.135.)
Decir que "más de un tercio veía la posibilidad con buenos ojos...", es desvirtuar la realidad histórica y el pensamiento de Pablo VI. La Instrucción Memoriale Domine (MD), dice: "A partir de las respuestas dadas, es evidente que la inmensa mayoría de los obispos estima que no se debe cambiar la disciplina actual" (Comunión en la boca y de rodillas.) Pero afirmar que... "la Instrucción Memoriale Domini estableció que, donde lo creyeran conveniente las Conferencias Episcopales, por más de dos tercios de votos de sus Obispos, se podía dejar a los fieles la libertad de recibir la comunión en la mano", es faltar a la verdad.
Lo que la Instrucción Memoriale Domine estableció es que la ley que determinaba que la comunión debía darse solamente en la boca del fiel, continuaba vigente y sin cambios. Concedió, es cierto, un indulto, ( permiso), pero "no donde lo creyeran conveniente la Conferencias Episcopales", sino donde el uso "hubiera arraigado ya", poniendo serias condiciones. (MD 1282-1283). (C.M., pp.7374)
(...) hay varios malos eclesiásticos que dicen que comulgar de rodillas y en la boca está prohibido, cuando S.S. Juan Pablo II legisló al respecto en la Instrucción "Inaestimabile Donum", punto 11, "... Por lo que se refiere al modo de acercarse a la comunión, ésta puede recibirse por los fieles, bien sea de rodillas, bien de pie..."
Para tener en cuenta
«"Se asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con... la dignidad», etc. Aquí también hay que recordar las palabras del [MD 1273]: "mucho importa que la Eucaristía sea celebrada... del modo más digno posible"; este modo más digno posible es, según lo que se dice aquí, la comunión en la boca.
"Para que se guarde con diligencia...". Notemos que la MD presenta aquí el tan citado texto de San Cirilo sólo para ilustrar el extremo cuidado que tenía la Iglesia primitiva aún con los más pequeños fragmentos del pan consagrado ( "...recíbela cuidando que nada de ella se pierda" ) y las cita entre otros testimonios que "manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la suma prudencia tenidas para con la Sagrada Eucaristía". Esto es más evidente aún en las palabras que siguen en el texto de San Cirilo: "Porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?").
Más aún, la instrucción lo cita afirmando claramente que este cuidado deseado por San Cirilo, se ve mucho más eficazmente garantizado por la comunión en la boca, pues ésta... "asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas de modo que se aparte todo peligro de profamanar las espcies eucatísticas... y para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismos del pan consagrado".
Al decir "Se aparte todo peligro de profanar...", se refiere también a los sacrilegios materiales que se producirían con la caida de las formas o de los fragmentos. Los testimonios antiguos son múltiples, p. e.:
Tertuliano dice: "cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra." (De corona, 3 PL2,99.) San Hipólito recomienda "cada uno esté atento... que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado." (Trad. Ap. 32.); San Efrén: "Comed este pan y no piséis sus migas... una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen." (Serm. in hebd. s., 4, 4.) Orígenes: "Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra." (In Exod. Hom., hom. XIII, 3, Migne, PG 12, 391.) Pablo VI comenta así este último texto: "Consta que los fieles creían y con razón, que pecaban, como recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia." ( Mysterium Fidei, 32.)
¿Qué debe entenderse aquí por fragmentos?
"No sólo las hostias que quedan y las partículas de hostia que se han desprendido de ellas y que conservan el aspecto exterior del pan deben ser conservadas o consumidas respetuosamente, a causa del respeto debido a la presencia eucarística de Cristo, sino que también para los otros fragmentos de hostia se debe observar lo prescrito sobre la purificación de la patena y el cáliz en la Normas Generales del Misal Romano..." ( Congregación para la Doctrina de la Fe, "De Particulis et fragmentis hostiarum reverenter conservandis vel sumendis", 2 de mayo 1972).» ( C.M. pág. 66-68.)
«La comunión en la mano no nos acerca a las fuentes de la Iglesia primitiva sino al protestantismo y a desviaciones doctrinales actuales.» (C.M., p.128)
1277.- "La comunión en la mano no solo ha sido abandonada, fué prohibida expresamente: ("No se debe entregar la Eucaristía en manos de ningún laico, hombre o mujer, sino solamente en la boca", - Sínodo de Ruén, An. 878.) Testimonios similares se hallan en Reginon de Prüm. "De eccless. disciplinis", I 199, VII, y el "Ordo Romanus", (s. X-XI).). "Este modo de distribuir la Santa Comunión... debe ser conservado." (Memoriale Domini 1277.)
Porque este gesto litúrgico, (Comunión en la boca y de rodillas): "significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía." Nótese la fuerza de esta expresión usada después de decir que la Iglesia "atestigua a través del rito mismo la fe y la adoración dirigidas a Cristo." (Mem. Domine 1273). Este significado de reverencia era tan notorio que reformadores protestantes (M. Bucero, anglicano), se esforzaron vivamente en cambiar el uso e introdujeron la comunión en la mano para que sus fieles no pensaran que Cristo estaba presente:
"No hay dudas de que el uso de no poner estos sacramentos en la mano de los fieles se debe a dos supersticiones: en primer lugar, el honor falso que pretenden tributar a este sacramento y en segundo lugar, la perversa arrogancia de los sacerdotes que presumen tener mayor santidad que el Pueblo de Cristo, a causa del crisma de la consagración."
No cre en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Llama a la Hostia "símbolo":
"Y dado que debe detestarse toda superstición del Anticristo Romano, y retomarse la simplicidad de Cristo, de los apóstoles y de las antiguas iglesias, quiero que se mande a los pastores y maestros del pueblo que cada uno enseñe que es supersticioso y malicioso pensar que las manos (...) son menos puras que sus bocas, o que las manos de los ministros son más santas que las manos de los laicos, de tal manera que sería malo, o menos correcto -como en otro tiempo creía erradamente el pueblo sencillo-, que los laicos recibieran esos sacramentos en la mano." (Afirma justamente lo contrario que Pablo VI, -Memoriale Domine 1280-, donde dice: "este cambio sería ofensivo".)
Y prosigue: "Las buenas gentes serán fácilmente conducidas a recibir los "símbolos sagrados" en la mano, se mantendrá la uniformidad (...) Y si bien por un tiempo puede hacerse una concesión a aquéllos cuya fe es débil dándoles la libertad de recibir los sacramentos en la boca si lo desean, cuidadosamente instruidos pronto se pondrán en consonancia con el resto de la Iglesia y tomarán el Sacramento en la mano." (Citado por D. Harrison, The First and Second Prayer Books of Edward VI. London, 1968, p.392. Cf. E.C. Whitaker, Martin Bucer and the book of Common Prayer, London, 1974.") (C.M., páginas 61 y 62).
Monseñor Juan Rodolfo Laise, en su diócesis de San Luis, decidió no acogerse al indulto. En su territorio diocesano está prohibido comulgar en la mano: "la Carta pastoral por la cual se concede el indulto no da la facultad de aplicarlo a la Conferencia Episcopal, sino a cada obispo para su diócesis." Además:
"Si éste no lo hace, queda vigente la ley universal que prohibe la comunión en la mano. Por lo tanto, cuando en una diócesis no se adopta el indulto, no es el obispo quien prohibe la comunión en la mano, sino el Papa."» (C.M., p.97-98).



 

LAS ALMAS EN EL PURGATORIO
Miguel el 03-02-2008, 10:48 (UTC)
 ¿Debo rezar por mis difuntos?

Todos tenemos generaciones detrás nuestro, abuelos, padres, hijos, tíos, amigos, gente que ni siquiera conocimos, o que aún tenemos en el corazón como un recuerdo que vuelve una y otra vez. ¿Qué debemos hacer por ellos? ¿Acaso debemos simplemente olvidarlos?
Con los ojos de nuestra fe en Dios, sabemos que nuestra alma tiene destino de vida eterna. Pero también comprendemos que tres destinos podemos tener después de nuestra muerte: destino de Reino en un extremo glorioso, o destino de condenación eterna aunque muchas veces nos neguemos siquiera a pensar en ello. Pero, también sabemos que Dios ha sido tan Misericordioso que nos brindó una tercera opción, un paso intermedio para que, no estando totalmente preparados para entrar al Reino, nos purifiquemos y logremos estar en condiciones de ingresar al lugar de la eterna felicidad. Ese lugar de limpieza, de purificación, es el Purgatorio.
Tan simple como ello, nuestra vida es el espacio que Dios nos da para que, haciendo uso de nuestra libertad, nos ganemos el lugar que nos corresponda. Quienes acceden al Reino, almas santas, tienen ganada la eternidad de ser felices en un estado de permanente unión con Dios. Pero también quienes culminan su vida terrenal en el Purgatorio son almas destinadas al Reino, sólo les resta su purificación para lograr estar en la Presencia de Dios, la felicidad sin límites ¡Están salvadas!
De tal modo, ¿qué hacer con nuestros seres queridos, si no sabemos cual de estos tres destinos han sabido merecer? Yo siempre tomo un camino seguro: asumo con convicción que ellos han ido al Purgatorio. El motivo es muy sencillo: si ellos están allí, harán uso pleno de mis oraciones, para acortar su purificación y acelerar su entrada al Reino. En cambio, si ellos han ido al Cielo ya, mis oraciones serán tomadas por Dios y devueltas en forma de Gracias para quienes El considere más apropiado. La posibilidad de que un alma se haya condenado por toda la eternidad es algo que yo no puedo conocer, pero está claro que mis oraciones no podrán hacer nada ya por ella. Una vez más, mis oraciones serán tomadas por Dios y derramadas sobre las necesidades de aquellos que la Divina Providencia decida.
Como verán, las oraciones por las almas de nuestros difuntos nunca son en vano. Particularmente serán de enorme utilidad para sus almas, si ellos se encuentran en el Purgatorio. Las Benditas Almas del Purgatorio nada pueden hacer por si mismas, ya que la oportunidad de preparar sus almas expiró cuando se agotó su etapa en la tierra. Sin embargo, las oraciones que nosotros les dediquemos, particularmente la celebración de la Santa Misa por un alma, constituye una ayuda que sólo comprenderemos cuando estemos juntos en el Reino. Nuestras oraciones acortan y suavizan su purificación, por Gracia de Dios que desea de este modo nos unamos a ellas.
La Comunión de los Santos es la clave de este misterio de Dios. Hablamos de la unión de las almas que configuran a la Iglesia en sus tres pilares: los que estamos aún en la tierra, las almas del Purgatorio, y las almas que están ya en el Reino. Estos tres pilares conforman la Iglesia Cuerpo Místico de Cristo, Iglesia militante, Iglesia purgante e Iglesia Glorificada. Nuestra oración por las Benditas Almas del Purgatorio, de este modo, constituye un gesto de unidad en la Comunión de los Santos, un canto a la Iglesia Eterna y Celestial que nos reúne alrededor del Cuerpo Eucarístico de Jesús, en la celebración de cada Misa.
Oremos por las Benditas Almas de nuestros difuntos, ya que haremos así un bien de enormes proporciones que no podemos ver con nuestros ojos humanos. Pero, con los ojos de la fe, podemos comprender que el Cielo todo se conmueve y alegra cuando realizamos ese extraordinario gesto de amor que es el elevar los ojos a Dios y pedir por las almas de nuestros seres amados.
Un corazón que es capaz de mantenerse unido a sus amados difuntos, por amor a Dios, por fe en Su Palabra, por ser parte de la Iglesia que nos reúne, es un corazón unido a Dios en una especial predilección. Qué enorme gesto de fe, qué gran acto de amor, qué maravilla de la que es capaz un alma que ama más allá de los límites de la propia vida, que ama convencida de nuestro destino de eternidad, de realeza.
¡Gloria al Señor por invitarnos a tan santa misión, a orar por las benditas almas de nuestros amados difuntos!

 

Evangelios Apócrifos (Debes obsevar este escrito solo como comparación. No esta aprobado en el Canon)
Miguel el 07-12-2007, 23:42 (UTC)
 EVANGELIOS APÓCRIFOS
EL EVANGELIO DE SANTO TOMÁS
(Redacción griega)
Preámbulo
I 1.Yo, Tomás Israelita, vengo a anunciaros a todos vosotros, mis hermanos entre los
gentiles, para que los conozcáis, los actos de la infancia y los prodigios de Nuestro
Señor Jesucristo, cumplidos por él después de su nacimiento en nuestro país.
2.Y he aquí cuál fue su comienzo.
Gorriones hechos con barro
II 1.El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las
aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las
mandaba.
2. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí
otros muchos niños, que jugaban con él.
3. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a
su padre José, diciéndole: He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido
barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado.
4. Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: ¿Por qué haces, en día
de sábado, lo que no está permitido hacer? Pero Jesús, dando una palmada, y
dirigiéndose a los gorriones, exclamó: Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y
volaron, piando con estruendo.
5.Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo
que habían visto hacer a Jesús.
Muerte del hijo de Anás
III 1.Y el hijo de Anás el escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce,
dispersaba las aguas que Jesús había reunido.
2. Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío,
¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un
árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto.
3. E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la
casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo tomaron en sus brazos, llorando
su juventud, y lo llevaron a José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales
cosas.
Castigo infligido por Jesús a un niño
IV 1.Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y
Jesús, irritado, exclamó: No continuarás tu camino. Y, acto seguido, el niño cayó
muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: ¿De dónde
procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?
2. Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo:
Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle
a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos.
José reprende a Jesús
V 1.Y José tomó a su hijo aparte, y lo reprendió, diciendo: ¿Por qué obras así? Estas
gentes sufren, y nos odian, y nos persiguen. Y Jesús respondió: Sé que las palabras que
pronuncias no son tuyas. Sin embargo, me callaré a causa de ti. Pero ellos sufrirán su
castigo. Y, sin demora, los que lo acusaban, quedaron ciegos.
2. Y los que vieron esto, vacilantes y atónitos, decían de Jesús que toda palabra que
pronunciaba, buena o mala, se cumplía, y producía un milagro. Y, cuando hubieron
visto que Jesús hacía cosas semejantes, José se levantó, lo agarró por la oreja, y se la
estiró con fuerza.
3. Pero el niño se enfadó, y le dijo: Bien fácil te es buscar sin encontrar, y acabas de
obrar como un insensato. ¿Ignoras que te pertenezco? No me hagas daño.
Exposición del alfabeto
VI 1. Y un maestro de escuela, llamado Zaqueo, que se encontraba allí, oyó a Jesús
hablar así a su padre, y lo sorprendió mucho que un niño se expresase de aquella
manera.
2. Y, algunos días después, se acercó a José, y le dijo: Tienes un hijo dotado de buen
sentido e inteligencia. Confíalo a mi cuidado, para que aprenda las letras, y, con las
letras, le enseñaré toda ciencia. Y también le enseñaré a saludar a los mayores, a
honrarlos como antepasados, a respetarlos como padres, y a amar a los de su edad.
3. Y le escribió todas las letras del alfabeto desde Alpha hasta Omega muy
puntualmente y con toda claridad. Mas Jesús, mirando a Zaqueo, le dijo: Tú, que no
conoces la naturaleza del Alpha, ¿cómo quieres enseñar a los demás la Beta?
Hipócrita, enseña primero el Alpha, si sabes, y después te creeremos respecto a la
Beta. Luego se puso a discutir con el maestro de escuela sobre las primeras letras, y
Zaqueo no pudo contestarle.
4. Y, en presencia de muchas personas, el niño dijo a Zaqueo: Observa, maestro, la
disposición de la primera letra, y nota cómo hay líneas y un rasgo mediano que
atraviesa las líneas que tú ves comunes y reunidas, y cómo la parte superior avanza y
las reúne de nuevo, triples y homogéneas, principales y subordinadas, de igual medida.
Tales son las líneas del Alpha.
Perplejidad de Zaqueo
VII 1. Y, cuando Zaqueo, el maestro de escuela, oyó al niño exponer las alegorías tan
numerosas y tan grandes de la primera letra, quedó perplejo ante tal respuesta y ante
tal enseñanza, y dijo a los asistentes: ¡Desventurado de mí, a qué extremo me veo
reducido! Me he cubierto de vergüenza, al traer a mi escuela a este muchacho.
2. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo, porque no puedo soportar la
severidad de su mirada, ni penetrar el sentido de su palabra en modo alguno. Este niño
no ha nacido en la tierra, es capaz de domar el fuego mismo, y quizá ha sido
engendrado antes de la creación del mundo. ¿Qué vientre lo ha llevado? ¿Qué pecho lo
ha nutrido? Lo ignoro. ¡Ay, amigo mío, tu hijo me pone fuera de mí, y no puedo seguir
su pensamiento! Me he equivocado en absoluto. Yo quería tener en él un discípulo, y
me he encontrado con que tengo en él un maestro.
3. Me doy cuenta de mi oprobio, amigos míos, porque yo, que soy un viejo, he sido
vencido por un niño. Y no me queda sino abandonarme al desaliento o a la muerte, a
causa de este niño, ya que no puedo, en este momento, mirarlo cara a cara. ¿Qué
responderé, cuando digan todos que he sido derrotado por un pequeñuelo? ¿Y qué
podré explicar acerca de lo que él me ha dicho de las líneas de la primera raya? No lo
sé, amigos míos, por cuanto no conozco, ni el comienzo, ni el fin, de este niño.
4. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo a tu casa. Es algo muy
grande, sin duda: un dios, un ángel o algo parecido.
Conclusión de la historia de Zaqueo
VIII 1. Y, mientras los judíos daban consejos a Zaqueo, el niño rompió a reír, y dijo:
Ahora que tu aventura produce sus frutos, y que los ciegos de corazón ven, he aquí que
yo vengo de lo alto para maldecirlos, y para llamarlos a lo alto, como me lo ordenó el
que me ha enviado a causa de vosotros.
2. Y, cuando el niño hubo acabado de hablar, pronto todos los que habían caído antes
bajo su maldición, quedaron curados. Y nadie, desde entonces, se atrevió a provocar
nunca su cólera, por miedo a que los maldijese, y los hiriese de enfermedad.
Niño caído de una terraza
IX 1. Algunos días después, Jesús jugaba en una terraza, sobre lo alto de una casa, y
uno de los niños que jugaba con él, cayó de la terraza, y murió. Y, Viendo esto, los
demás niños huyeron, y Jesús quedó solo.
2. Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, acusaron a Jesús de haberlo hecho
caer. (Jesús les dijo: Yo no hice tal.) Y lanzaron invectivas contra él.
3. Mas Jesús se tiró de la terraza abajo, se detuvo cerca del cuerpo del niño caído, y
gritó a gran voz, diciendo: Zenón (porque tal era su nombre), levántate, y dime: ¿Soy
yo quien te hizo caer? Y, habiéndose levantado inmediatamente, el niño repuso: No,
Señor, tú no me has hecho caer, sino que me has resucitado. Y los espectadores del
lance quedaron conmovidos de asombro. Y los padres del niño glorificaron a Dios por
el milagro cumplido, y adoraron a Jesús.
Resurrección de un joven
X 1.Pasados otros cuantos días, un joven cortaba leña en las proximidades del pueblo.
Y he aquí que su hacha le hendió la planta del pie, y murió, por haber perdido toda su
sangre.
2. Y, como ello produjera una aglomeración y un tumulto de gentes, el niño Jesús
corrió también allí, y, haciéndose sitio, atravesó la multitud, y tomó el pie herido del
joven, que en seguida quedó curado. Y dijo al joven: Levántate, sigue cortando leña, y
acuérdate de mí. Y la multitud, al ver lo que había pasado, adoró al niño, diciendo:
Verdaderamente, el espíritu de Dios reside en ti.
Jesús en la fuente
XI 1.Y, cuando tenía seis años, su madre le dio un cántaro, y lo envió a tomar agua,
para llevarla a casa. Pero, habiendo tropezado el niño con la multitud, el cántaro se
rompió.
2. Entonces Jesús, extendiendo la túnica que lo cubría, la llenó de agua, y la llevó a su
madre. Y su madre, reconociendo milagro tal, lo abrazó, y guardó en su corazón los
misterios que veía cumplidos.
Milagro del grano de trigo
XII 1.Otra vez, en la época de la siembra, el niño salió con su padre para sembrar
trigo en su campo, y, mientras su padre sembraba, el niño Jesús sembró también un
grano de trigo.
2. Y, una vez lo hubo recolectado y molido, obtuvo cien medidas y, llamando a la
granja a todos los pobres de la aldea, les distribuyó el trigo, y José se quedó con lo que
aún restaba. Y Jesús tenía ocho años cuando hizo este milagro.
Milagro de las dos piezas de un lecho
XIII 1. Y su padre era carpintero, y hacía en aquel tiempo carretas y yugos. Y un
hombre rico le encargó que le hiciese un lecho. Mas, habiendo cortado una de las
piezas más pequeña que la otra, no sabía qué partido tomar. Entonces el niño Jesús
dijo a su padre José: Pon las dos piezas en el suelo, e iguálalas por tu lado.
2. Y José procedió como el niño le había indicado. Y Jesús se puso al otro lado, tiró de
la pieza más corta, y la tomó igual a la otra. Y su padre José, viendo tal, quedó
admirado, y abrazó a Jesús, diciendo: Felicitarme puedo de que Dios me haya dado
este niño.
Relaciones con un segundo maestro
XIV 1.Viendo José que el niño crecía en edad y en inteligencia, y no queriendo que
permaneciese iletrado, lo llevó a un segundo maestro. Y este maestro dijo a José: Le
enseñaré primero las letras griegas, y luego las hebraicas. Porque el maestro conocía la
inteligencia del niño. Sin embargo, después de haber escrito el alfabeto, se ocupó
largamente de él, y Jesús no le respondió, hasta que le advirtió:
2. Si eres verdaderamente un maestro, y conoces bien el alfabeto, dime primero el
valor de Alpha y yo te diré luego el de Beta. Pero el maestro, irritado, le pegó en la
cabeza. Y el niño, en su dolor, lo maldijo, y aquél cayó exánime, con la faz contra
tierra.
3. Y el niño volvió a casa de José, que quedó muy afligido, y recomendó a su madre:
No le dejes pasar la puerta, porque cuantos lo encolerizan, quedan heridos de muerte.
Jesús confunde a un tercer maestro
XV 1.Y, algún tiempo después, otro maestro que era pariente y amigo de José, le dijo:
Tráeme al niño a la escuela, que quizá podré por la dulzura enseñarle las letras. Y José
le contestó: Si tienes valor, hermano, llévalo contigo. Y lo llevó con temor y
repugnancia, y el niño iba con placer.
2. Y, entrando decididamente en la escuela, encontró un libro sobre un pupitre, y,
tomándolo, no leía los caracteres que en él se encontraban, sino que, abriendo la boca,
hablaba conforme a la inspiración del Espíritu Santo. Y enseñó la Ley a los presentes.
Y, juntándose una gran multitud, lo rodeaba, lo escuchaba, y se admiraba de la belleza
de sus descripciones, de lo justo de sus discursos, y de que un niño como él se
expresase de tal manera.
3. Al oír esto, José, espantado, fue a la escuela, temiendo por la salud del profesor. Y el
maestro dijo a José: Sabe, hermano, que yo he tomado al niño por discípulo, pero está
lleno de sabiduría y de gracia. Condúcelo, yo te lo ruego, a tu domicilio.
4. Y, cuando el niño hubo oído estas palabras, sonrió. y le dijo: Puesto que has hablado
bien, y has dado un buen testimonio, sea por tu causa curado quien fue herido. Y en
seguida el otro maestro fue curado. Y José volvió con el niño a su casa.
Jacobo, curado de una mordedura de víbora
XVI 1.Y José envió a su hijo Jacobo a cortar madera, el niño Jesús lo seguía. Y,
mientras Jacobo trabajaba, una víbora le mordió en la mano.
2. Y, como sufría y parecía herido de muerte, Jesús se aproximó, y le sopló en la
mordedura, y en seguida cesó el dolor, y murió el reptil, y, al instante, Jacobo quedó
sano y salvo.
Resurrección de un niño
XVII 1.Más tarde, murió un niño en la vecindad, y su madre lloraba mucho. Y Jesús
oyó el clamor de su gran pena y se apresuró a acudir. Y, hallando al niño muerto, le
tocó el pecho, y dijo: Yo te mando, niño, que no mueras, sino que vivas, y que te
quedes con tu madre. Y en seguida el niño abrió los ojos, y sonrió. Y Jesús dijo a la
mujer: Tómalo, y dale leche, y acuérdate de mí.
2. Y, viendo esto, la gente se llenó de admiración, y decía: En verdad, este niño es un
Dios o un ángel de Dios, porque toda palabra suya se convierte en un hecho. Y Jesús
se fue a jugar con los demás niños.
Resurrección de un hombre
XVIII 1. Algún tiempo más tarde, habiéndose producido en una casa que se construía
un gran tumulto, Jesús se levantó, y acudió al lugar. Y, viendo a un hombre que yacía
sin vida, le tomó la mano y dijo: Levántate, hombre, y continúa laborando en tu obra,
pues yo te lo ordeno. Y el hombre se levantó, y lo adoró.
2. Viendo lo cual, quedó la gente admirada, y decía: Este niño viene del cielo, porque
ha salvado almas de la muerte, y las salvará durante toda su vida.
Jesús en medio de los doctores
XIX 1.Cuando tuvo la edad de doce años, sus padres, siguiendo la costumbre, fueron
a Jerusalén por las fiestas de Pascua con otros compañeros de viaje, y, después de las
fiestas, regresaron a su morada. Y, mientras ellos volvían, el niño Jesús quedó en
Jerusalén, y sus padres pensaron que estaba entre sus compañeros de viaje.
2. Mas, tras una jornada de camino, buscaron entre sus deudos, y, no hallándolo, se
afligieron, y tomaron a la ciudad para buscarlo. Y, tres días después, lo hallaron en el
templo, sentado entre los doctores, escuchándolos e interrogándolos. Y todos estaban
atentos y sorprendidos de que un niño redujese al silencio a los ancianos del templo y
a los doctores del pueblo, explicando los puntos principales de la Ley y las parábolas
de los profetas.
3. Y su madre María, aproximándose, le dijo: ¿Por qué nos has hecho esto, hijo mío?
He aquí que estábamos afligidos, y que te buscábamos. Pero Jesús les dijo: ¿Por qué
me buscabais? ¿No sabéis que es preciso que yo atienda a las cosas que afectan a mi
Padre?
4. Y los escribas y los fariseos dijeron a María: ¿Tú eres madre de este niño? Ella
respondió: Lo soy. Y ellos dijeron: Feliz eres entre las mujeres, porque Dios ha
bendecido el fruto de tus entrañas. Nunca hemos visto ni oído tanta gloria, tanta virtud,
tanta sabiduría.
5. Y Jesús, levantándose, siguió a su madre, y estaba sometido a su familia. Y su madre
guardaba estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia.
Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco
HISTORIA DE LA INFANCIA DE JESUS
SEGÚN SANTO TOMÁS
(Redacción latina)
De cómo Maria y José huyeron con Jesús a Egipto
I 1.Cuando Herodes hizo buscar a Jesús, para matarlo, el ángel dijo a José:
2. Toma a María y a su hijo, y huye a Egipto, lejos de los que quieren matar al niño.
3. Y Jesús tenía dos años cuando entró en Egipto.
4. Y ocurrió que, como cruzasen un sembrado, recogió espigas, y las puso al fuego, y
las asó, y las comió.
5. Y, llegados a Egipto, fueron admitidos en la casa de una viuda.
6. Y pasaron un año allí.
7. Y Jesús cumplió los tres años. Y, viendo jugar a los niños, comenzó a tomar parte en
sus diversiones.
8. Y, encontrando un pez seco, lo puso en un plato, y le ordenó que palpitase.
9. Y el pez comenzó a palpitar.
10. Y Jesús le dijo: Quítate la sal que has tomado, y ve al agua.
11. Y fue así. Mas los vecinos, viendo lo que había hecho, llevaron la noticia a la casa
de la viuda en que vivía María, la madre de Jesús.
12. Y aquella mujer, al saber lo ocurrido, los arrojó de su casa.
Jesús y los doce pajarillos
II 1.Y Jesús, paseando con su madre María por la plaza de la población, vio a un
maestro que enseñaba a sus discípulos.
2.Y he aquí que doce pajarillos descendieron sobre donde estaban los discípulos con el
maestro.
3. Y Jesús, al observar esto, se paró, y se puso a reír.
4. Y, viéndolo reír, el maestro se encolerizó.
5. Y dijo a sus discípulos: Id y traédmelo.
6. Y cuando se lo llevaron, el maestro lo agarró de una oreja.
7. Y le preguntó: ¿Qué has visto que te haya hecho reír?
8. Y Jesús le contestó: Maestro, he aquí mi mano llena de trigo.
9. Yo lo he mostrado a esos pájaros, y he esparcido este grano, y ellos se han
apresurado a venir por él.
10. Y Jesús estuvo allí hasta que los pájaros se repartieron el trigo.
11. Mas el maestro lo echó de la ciudad, con su madre.
Jesús vuelve de Egipto a Judea
III 1.Y he aquí que el ángel del Señor se apareció a María.
2. Y le dijo: Toma el niño, y vuelve a la tierra de los judíos.
3. Porque los que querían su vida, han muerto.
4. Y María se levantó y se llevó a Jesús.
5. Y fueron a la ciudad de Nazareth, donde estaba la hacienda de su padre.
6. Y cuando José salió de Egipto, después de la muerte de Herodes, condujo a Jesús al
desierto, hasta que los que querían la vida del niño no turbasen a Jerusalén.
7. Y dio gracias al Altísimo, porque le había dado la inteligencia.
8. Y porque había hallado gracia ante el Señor Dios. Amén.
Cosas que hizo Jesús en la villa de Nazareth
IV 1.Glorioso es para Tomás Israelita, apóstol del Señor, contar las obras de Jesús,
cuando estaba en Nazareth, de regreso de Egipto.
2. Oíd atentamente, hermanos queridos, lo que hizo el Señor Jesús en la ciudad de
Nazareth.
3. Jesús tenía cinco años, cuando una gran lluvia cayó sobre la tierra.
4. Y el Señor Jesús andaba bajo la lluvia.
5. Y era espantosa, mas él la reunió en una cisterna y le ordenó ser clara. Y ella lo fue.
6. Y, tomando el barro de aquel pozo, lo modeló, y le dio forma de doce pajaritos.
7. Y Jesús hacía estas cosas un día de sábado, en medio de los hijos de los judíos.
8. Y los hijos de los judíos fueron a José, padre de Jesús, y le dijeron:
9. He aquí que tu hijo jugaba con nosotros.
10. Y ha tomado barro, y ha modelado doce pájaros, y ha violado el sábado.
11.Y José vino al niño Jesús, y le dijo: ¿Por qué has hecho lo que no está permitido
hacer en día de sábado?
12. Mas Jesús, abriendo las manos, dijo a los pájaros: Levantaos y volad.
13. Porque nadie ha de daros muerte.
14. Y poniéndose a volar, alababan con sus gritos a Dios Todopoderoso.
15. Y, al ver esto, los judíos, maravilláronse, y empezaron a divulgar los milagros de
Jesús.
16. Y un fariseo, que estaba con el niño, tomó un ramo de oliva, y destruyó la fuente
que había hecho Jesús.
17. Y, cuando Jesús lo vio, se enojó, y dijo: Sodomita impío e ignorante, ¿qué te habían
hecho estas fuentes, que son obra mía?
18. Quedarás como un árbol seco, sin raíces, sin hojas ni frutos.
19. Y el fariseo se secó, y cayó a tierra, y murió.
20. Y sus padres llevaron su cuerpo, y se enojaron con José.
21. Y le decían: He aquí la obra de tu hijo. Enséñale a orar, y no a maldecir.
Los nazarenos se irritan contra José por las cosas que obra Jesús
V 1.Y, unos días después, yendo Jesús con José por la ciudad, un niño corrió ante
ellos, y, tropezando intencionadamente con Jesús, lo lastimó mucho en un costado.
2. Mas Jesús le dijo: No acabarás el camino que has comenzado a recorrer.
3. Y el niño cayó a tierra, y murió.
4. Y los que vieron tal milagro, exclamaron: ¿De dónde es este niño?
5. Y dijeron a José: No conviene que semejante niño esté entre nosotros. Aléjalo de
aquí.
6. Mas si es preciso que tú estés entre nosotros, enséñale a orar, y no a maldecir,
porque nuestros hijos han perdido la razón.
7. Y José llamó a Jesús y le dijo: ¿Por qué maldices?
8. He aquí que los habitantes de esta ciudad nos odian.
9. Mas Jesús dijo: Yo sé que a ti, y no a mí, afectan esos discursos.
10. Y me callaré por ti, mas que ellos vean lo que hacen, según su discreción.
11. Y todos los que hablaban contra Jesús, quedaron ciegos.
12. Y se fueron diciendo: Todas las palabras que salen de su boca tienen una potencia
fatal.
13. Y viendo José lo que había hecho Jesús, se enfureció, y le agarró de una oreja.
14. Y Jesús se enojó, y dijo a José: Bástete mirarme, mas no me toques.
15. Tú no sabes quién soy. Y si lo supieras, no me contrariarías. Porque, aunque estoy
aquí contigo, he sido creado antes que tú.
De cómo fue tratado Jesús por un maestro de escuela
VI 1. Y un hombre llamado Zaqueo escuchaba lo que Jesús decía a José.
2. Y lleno de admiración por Jesús, dijo: Nunca he visto un niño que hablase así.
3. Y se acercó a José y le dijo: Tienes un hijo muy inteligente. Envíamelo, para que le
enseñe las letras.
4. Y luego que las sepa, yo lo instruiré con esmero, para que no permanezca en la
ignorancia.
5. Y José contestó: Nadie puede enseñarle, sino Dios. ¿Crees que este niño es como los
demás?
6. Y oyendo Jesús lo que Zaqueo hablaba a José, le dijo: Maestro, todas las palabras
que salen de mi boca son verdaderas.
7. Y yo he sido el Señor antes que todos los hombres, y la gloria de los siglos me ha
sido dada. Mas nada se os ha dado a vosotros.
8. Porque yo soy antes que los siglos, y sé cuál será el número de los años de tu vida, y
que serás desterrado.
9. Y tú debes comprender lo que ha dicho mi padre, porque cuantas palabras salen de
mi boca son verdaderas.
10. Y oyendo los judíos lo que decía Jesús, se maravillaban.
11. Y decían: Estamos escuchando de este niño discursos que no hemos oído nunca, y
que no oiremos jamás de nadie.
12. Ni aun de los príncipes de los sacerdotes, ni de los doctores de la Ley, ni de los
fariseos.
13. Y Jesús les contestó: ¿De qué os maravilláis?
14. Miráis como increíble lo que os he dicho, y he aquí que os he dicho la verdad.
15. Porque yo sé cuándo habéis nacido vosotros y vuestros padres, y os puedo decir
cómo fue hecho el mundo, y conozco a quien me ha enviado a vosotros.
16. Y los judíos estaban tan asombrados que no acertaban a responder.
17. Y el niño, recogiéndose en sí mismo, se gozó, y dijo: Os he hablado en parábola,
porque sé que sois débiles e ignorantes.
18. Y el maestro dijo a José: Tráemelo, para que le enseñe las letras.
19. Y José llevó a Jesús a la casa del maestro, donde había otros niños instruyéndose.
20. Y el maestro, hablándole con dulzura, se puso a enseñarle las letras.
21. Mas él escribió el primer versículo, que va desde A a T, y se puso a instruirlo.
22. Y el maestro pegó al niño en la cabeza, y el niño le dijo: Conviene que yo te
instruya a ti, y no tú a mi.
23. Porque yo conozco las letras que quieres enseñarme, y sé que nada puede salir de ti,
más que palabras, y no sabiduría.
24. Y comenzando el versículo, recitó desde A hasta F muy rápidamente. Y mirando al
maestro dijo: Tú no sabes explicar lo que es A ni lo que es B. ¿Cómo quieres enseñar
las otras letras?
25. Hipócrita, dime qué es A, y te diré que es B. Y queriendo aquel doctor explicar la
A, no pudo dar ninguna respuesta.
26. Y Jesús dijo a Zaqueo. Escucha, doctor, y comprende la primera letra.
27. Nota que tiene dos trazos que se unen, se separan y engruesan, y que son el símbolo
de la permanencia, de la dispersión y de la variedad.
28. Y viendo Zaqueo explicar así la primera letra, se asombró de que un niño tuviera
ciencia tan profunda, y exclamó: ¡Malhaya yo!
29. Porque he traído sobre mí una gran vergüenza por causa de este niño, y estoy lleno
de estupefacción.
30. Y dijo a José: Yo te ruego, hermano, que te lo lleves, pues no puedo mirarlo a la
cara, ni escuchar sus discursos asombrosos.
31. Porque este niño puede dominar el fuego y encadenar la mar, por haber nacido
antes que los siglos.
32. Y yo no sé qué vientre lo ha engendrado niqué pecho lo ha nutrido.
33. He aquí que quedo abatido en espíritu, porque seré objeto de irrisión. Yo lo creía
discípulo, y resulta ser maestro.
34. Y no puedo sobrellevar mi oprobio porque soy viejo, y, sin embargo, nada hallo
que responderle.
35. Y quiero caer enfermo, y dejar este mundo, o, a lo menos, abandonar esta ciudad,
donde todos han visto mi afrenta de ser confundido por un niño.
36. ¿Qué podré ya decir a los otros? ¿Qué discursos haré, si él me ha vencido ya en la
primera letra?
37. Estoy estupefacto, ¡oh amigos!, y no hallo ni el principio ni el fin de la contestación
que habría de darle.
38. Y ahora, hermano José, llévate al niño a casa, porque es un maestro, y un Señor, o
un ángel.
39. Y volviéndose Jesús a los judíos que estaban con Zaqueo, les dijo: Que los que no
creían, crean, y que los que no comprendían, comprendan, y que los sordos oigan y
que los muertos resuciten.
40. Y cuando hubo callado el niño Jesús, todos los que habían sido heridos por su
palabra, curaron.
Jesús resucita a un niño
VII 1.Subiendo un día Jesús con unos niños a la azotea de una casa, se puso a jugar
con ellos.
2. Y uno cayó al patio y murió. Y todos los niños huyeron, mas Jesús se quedó.
3. Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, decían a Jesús: Tú eres quien lo has
tirado. Y lo amenazaban.
4. Y Jesús, saliendo de la casa. se puso en pie ante el niño muerto, y le dijo en voz alta:
Simón, Simón, levántate y di si yo te he hecho caer.
5. Y el niño se levantó, y dijo: No, Señor. Y viendo sus padres el gran milagro que
había hecho Jesús, lo adoraron y glorificaron a Dios.
Jesús cura el pie de un niño
VIII 1.Y un niño partía madera, y se hirió un pie.
2. Y, sobreviniendo allí mucha gente, Jesús se acercó también al niño, y le tocó el pie,
y curó.
3. Y díjole Jesús: Levántate, y parte tu leña, y acuérdate de mi.
4. Y la gente, al ver este milagro, adoró a Jesús, diciendo: Verdaderamente, creemos
que es Dios.
Jesús lleva el agua en su ropa
IX 1. Y tenía Jesús seis años. Y su madre lo envió a buscar agua.
2. Y como llegase Jesús a la fuente, había mucha multitud, y se rompió su cántaro.
3. Y en la ropa que vestía, recogió agua y la llevó a María, su madre.
4. Y viendo ella el milagro que había hecho Jesús, lo abrazó, y dijo: Señor, óyeme, y
salva a mi hijo.
Jesús siembra trigo
X 1. Y, al advenir la sementera, José fue a sembrar, y Jesús iba con él.
2. Y cuando empezó a sembrar José, Jesús tomó un puñado de trigo, y lo esparció por
el suelo.
3. Y llegado el tiempo de la siega, José fue a recolectar.
4. Y Jesús recogió las espigas del trigo que había sembrado, e hizo cien haces de buen
grano, y lo repartió a los pobres, a las viudas y a los huérfanos.
Jesús iguala dos maderos desiguales
XI 1.Y Jesús cumplió la edad de ocho años.
2. Y José era carpintero, y hacía carretas y yugos para los bueyes.
3. Y un rico dijo a José: Maestro, hazme un lecho grande y hermoso.
4. Y José estaba afligido, porque uno de los maderos que iba a emplear era más corto
que el otro.
5. Mas le dijo Jesús: No te aflijas. Toma el madero de un lado, yo lo tomaré del otro, y
tiremos.
6. Y, haciéndolo así, el madero adquirió la longitud precisa. Y Jesús dijo a José:
Trabaja. He ahí el madero que necesitabas.
7. Y, al ver José lo que había hecho Jesús, lo abrazó, diciendo: Bendito sea Dios, que
me ha dado tal hijo.
Jesús es llevado a otro maestro para aprender las letras
XII 1.Y viendo José el poder de Jesús, y que crecía, pensó enviarlo a un maestro que
le enseñase las letras, y lo llevó a un doctor.
2. Y este doctor dijo a José: ¿Qué letras quieres que aprenda tu hijo?
3. Y José le contestó: Enséñale primero las letras extranjeras y luego las hebreas.
Porque estaba informado de que aquel doctor era muy sabio.
4. Y cuando el doctor escribió el primer versículo, que es A y B, se lo explicó a Jesús
varias horas.
5. Mas Jesús callaba y nada respondía.
6. Y dijo luego al doctor: Si eres verdaderamente un maestro, y sabes las letras, dime la
potencia de la letra A, y yo te diré la potencia de la letra B.
7. Mas el maestro, colérico, le pegó en la cabeza. Y Jesús, irritado, lo maldijo, y el
maestro cayó al suelo, y murió.
8. Y Jesús volvió a su casa, mas José prohibió a María que lo dejase pasar el umbral.
Jesús es llevado por tercera vez a un maestro
XIII 1.Mas, transcurridos pocos días, vino un doctor, amigo de José.
2. Y dijo: Llévame el niño, y yo le enseñaré las letra tratándolo con mucha dulzura.
3. Y José contestó: Si puedes conseguirlo, instrúyelo.
4. Y recibiendo el doctor a Jesús, lo llevó con alegría.
5. Y llegado Jesús a la morada del doctor, encontró un libro en un rincón, y tomándolo,
lo abrió.
6. Mas no leía lo que estaba escrito en él, sino que abría la boca y hablaba por
inspiración del Espíritu Santo, y enseñaba la Ley.
7. Y todos los asistentes lo escuchaban atentos, y el maestro lo oía con placer, y le
pidió que enseñase con más extensión.
8. Y mucha gente se reunió para escuchar los discursos que salían de su boca.
9.Mas José, sabiendo esto, se espantó. Y el maestro le dijo: Hermano, yo he recibido a
tu hijo para instruiro.
10. Empero, he aquí que él está lleno de sabiduría. Llévalo a tu casa con gozo, porque
la sabiduría que tiene es un don del Señor.
11. Y oyendo Jesús hablar así al maestro, se regocijó y dijo: Tú ahora, maestro, has
dicho la verdad.
12. Y por ti, el que es muerto, debe resucitar. Y José lo llevó a casa.
Jesús cura a Jacobo de la mordedura de una vibora
XIV 1. José envió a Jacobo a recoger paja, y Jesús iba con él.
2. Y mientras Jacobo recogía la paja, una víbora lo mordió, y cayó al suelo como
muerto.
3. Y viendo esto Jesús, sopló sobre la herida, y Jacoboquedó curado, y la víbora murió.
Jesús resucita a otro niño
XV 1.Y habiendo muerto el hijo de un vecino, su madre se entregó a un gran dolor
2. Y sabiéndolo Jesús, llegóse al cadáver del niño, y se inclinó sobre él, y sopló sobre
su pecho.
3. Y le dijo: Niño, yo te ordeno no morir, sino vivir.
4. Y el niño resucitó. Y Jesús dijo a la madre: Toma a tu hijo, y dale de mamar, y
acuérdate de mí.
5. Y viendo este milagro, decía la gente: En verdad, este niño es del cielo.
6. Porque ha librado varias vidas de la muerte, y cura a todos los que esperan en él.
7. Y los escribas y los fariseos se llegaron a María, y le preguntaron: ¿Eres tú la madre
de este niño? Y ella dijo: En verdad que lo soy.
8. Y ellos le dijeron: Dichosa eres tú entre todas las mujeres.
9. Porque Dios ha bendecido el fruto de tu vientre, pues que te ha dado un hijo tan
glorioso y dotado de una sabiduría como nunca hemos visto ni oído.
10. Y Jesús se levantó, y seguía a su madre. Y María conservaba en su corazón todos
los milagros que había hecho entre el pueblo, curando a muchos que habían
enfermado.
11. Y Jesús crecía en talla y en sapiencia, y todos los que lo veían, glorificaban a Dios,
el Padre Todopoderoso, que bendito sea por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco
EL EVANGELIO ÁRABE DE LA INFANCIA
Palabras pronunciadas por Jesús en la cuna
I 1. Hemos encontrado estas palabras en el libro de Josefo, el Gran Sacerdote que
existía en tiempo del Cristo, y que algunos han dicho que era Caifás.
2. El cual afirma que Jesús habló, estando en la cuna, y que dijo a su madre: Yo soy el
Verbo, hijo de Dios, que tú has parido, como te lo había anunciado el ángel Gabriel, y
mi Padre me ha enviado para salvar al mundo.
Viaje de María y de José a Bethlehem
II 1. El año 309 de Alejandro, ordenó Augusto que cada individuo fuese empadronado
en su país. Y José se aprestó a ello, y, llevando consigo a María, su esposa, partió para
Bethlehem, su aldea natal.
2. Y, mientras caminaban, José advirtió que el semblante de su esposa se ensombrecía
por momentos, y que por momentos se iluminaba. E, intrigado, tomó la palabra, y
preguntó: ¿Qué tienes, María? Y ella respondió: Veo, oh José, alternar dos
espectáculos sorprendentes. Veo al pueblo de Israel, que llora y se lamenta, y que,
estando en la luz, semeja a un ciego, que no percibe el sol. Y veo al pueblo de los
incircuncisos, que habitan en las tinieblas, y que una nueva claridad se levanta para
ellos y sobre ellos, y que ellos se regocijan llenos de alegría, como el ciego cuyos ojos
se abren para ver la luz.
3. Y José llegó a Bethlehem para instalarse en su aldea natal, con toda su familia. Y,
cuando llegaron a una gruta próxima a Bethlehem, María dijo a José: He aquí que el
tiempo de mi alumbramiento ha llegado, y que me es imposible ir hasta la aldea.
Entremos, pues, en esta gruta. Y, en aquel momento, el sol se ponía. Y José partió de
allí presuroso para traer a María una mujer que la asistiese. Y halló por acaso a una
anciana de raza hebraica y originaria de Jerusalén, a quien dijo: Ven aquí, bendita
mujer, y entra en esta gruta, donde hay una joven que está a punto de parir.
La partera de Jerusalén
III 1. Y la anciana, acompañada de José, llegó a la caverna, cuando el sol se había
puesto ya. Y penetraron en la caverna, y vieron que todo faltaba allí, pero que el
recinto estaba alumbrado por luces más bellas que las de todos los candelabros y las de
todas las lámparas, y más intensas que la claridad del sol. Y el niño, a quien María
había envuelto en pañales, mamaba la leche de su madre. Y, cuando ésta acabó de
darle le pecho, lo depositó en el pesebre que en la caverna había.
2. Y la anciana dijo a Santa María: ¿Eres la madre de este recién nacido? Y Santa
María dijo: Sí. Y la anciana dijo: No te pareces a (las demás) hijas de Eva. Y Santa
María dijo: Como mi hijo es incomparable entre los niños, así su madre es
incomparable entre las mujeres... Y la anciana respondió en estos términos: Oh,
señora, yo vine sin segunda intención, para obtener una recompensa. Nuestra Señora
Santa María le dijo: Pon tu mano sobre el niño. Y ella la puso, y al punto quedó
curada. Y salió diciendo: Seré la esclava y la sierva de este niño durante todos los días
de mi vida.
Adoración de los pastores
IV 1. Y, en aquel momento, llegaron unos pastores, y encendieron una gran hoguera,
y se entregaron a ruidosas manifestaciones de alegría. Y aparecieron unas legiones
angélicas, que empezaron a alabar a Dios. Y los pastores también lo glorificaron.
2. Y, en aquel momento, la gruta parecía un templo sublime, porque las voces celestes
y terrestres a coro celebraban y magnificaban el nacimiento de Nuestro Señor
Jesucristo. Cuanto a la anciana israelita, al ver tamaños milagros, dio gracias a Dios,
diciendo: Yo te agradezco, oh Dios de Israel, que mis ojos hayan visto el nacimiento
del Salvador del mundo.
Circuncisión
V 1. Y, cuando fueron cumplidos los días de la circuncisión, es decir, al octavo día, la
ley obligaba c circuncidar al niño. Se lo circuncidó en la caverna, y la anciana israelita
tomó el trozo de piel (otros dicen que tomó el cordón umbilical), y lo puso en una
redomita de aceite de nardo viejo. Y tenía un hijo perfumista, a quien se la entregó,
diciéndole: Guárdate de vender esta redomita de nardo perfumado, aunque te
ofrecieran trescientos denarios por ella. Y aquella redomita fue la que María la
pecadora compró y con cuyo nardo espique ungió la cabeza de Nuestro Señor
Jesucristo y sus pies, que enjugó en seguida con los cabellos de su propia cabeza.
2. Y, habiendo transcurrido diez días, llevaron al niño a Jerusalén. Y, cuarenta días
después de su nacimiento, un sábado, lo condujeron al templo a presencia del Señor, y
ofrecieron, para rescatarlo, los sacrificios previstos por la ley de Moisés, a quien Dios
dijo: Todo primogénito varón me será consagrado.
Presentación de Jesús en el templo
VI 1. Y, cuando María franqueó la puerta del atrio del templo, el viejo Simeón vio,
con ojos del Espíritu Santo, que aquella mujer parecía una columna de luz, y que
llevaba en brazos un niño prodigioso. Y, semejantes a la guardia de honor que rodea a
un rey, los ángeles rodearon en círculo al niño, y lo glorificaron. Y Simeón se dirigió,
presuroso, hacia Santa María, y, extendiendo los brazos hacia ella, le dijo: Dame el
niño. Y tomándolo en sus brazos, exclamó: Ahora, Señor, despide a tu siervo en paz,
conforme a tu palabra. Porque mis ojos han visto la obra de tu clemencia, que has
preparado para la salvación de todas las razas, para servir de luz a todas las naciones, y
para la gloria de tu pueblo, Israel.
2. Y Ana la profetisa fue testigo de este espectáculo, y se acercó para dar gracias a
Dios, y para proclamar bienaventurada a Santa María.
Llegada de los magos
VII 1. Y la noche misma en que el Señor Jesús nació en Bethlehem de Judea, en la
época del rey Herodes, un ángel guardián fue enviado a Persia. Y apareció a las gentes
del país bajo la forma de una estrella muy brillante, que iluminaba toda la tierra de los
persas. Y, como el 25 dcl primer kanun (fiesta de la Natividad del Cristo) había gran
fiesta entre todos los persas, adoradores del fuego y de las estrellas, todos los magos,
en pomposo aparato, celebraban magníficamente su solemnidad, cuando de súbito una
luz vivísima brilló sobre sus cabezas. Y, dejando sus reyes, sus festines, todas sus
diversiones y abandonando sus moradas, salieron a gozar del espectáculo insólito. Y
vieron que una estrella ardiente se había levantado sobre Persia, y que, por su claridad,
se parecía a un gran sol. Y los reyes dijeron a los sacerdotes en su lengua: ¿Qué es este
signo que observamos? Y, como por adivinación, contestaron, sin quererlo: Ha nacido
el rey de los reyes, el dios de los dioses, la luz emanada de la luz. Y he aquí que uno
de los dioses ha venido a anunciarnos su nacimiento, para que vayamos a ofrecerle
presentes, y a adorarlo. Ante cuya revelación, todos, jefes, magistrados, capitanes, se
levantaron, y preguntaron a sus sacerdotes: ¿Qué presentes conviene que le llevemos?
Y los sacerdotes contestaron: Oro, incienso y mirra. Entonces tres reyes, hijos de los
reyes de Persia, tomaron, como por una disposición misteriosa, uno tres libras de oro,
otro tres libras de incienso y el tercero tres libras de mirra. Y se revistieron de sus
ornamentos preciosos, poniéndose la tiara en la cabeza, y portando su tesoro en las
manos. Y, al primer canto del gallo, abandonaron su país, con nueve hombres que los
acompañaban, y se pusieron en marcha, guiados por la estrella que les había aparecido.
Y el ángel que había arrebatado de Jerusalén al profeta Habacuc, y que había
suministrado alimento a Daniel, recluido en la cueva de los leones, en Babilonia, aquel
mismo ángel, por la virtud del Espíritu Santo, condujo a los reyes de Persia a
Jerusalén, según que Zoroastro lo había predicho. Partidos de Persia al primer canto
del gallo, llegaron a Jerusalén al rayar el día, e interrogaron a las gentes de la ciudad,
diciendo: ¿Dónde ha nacido el rey que venimos a visitar? Y, a esta pregunta, los
habitantes de Jerusalén se agitaron, temerosos, y respondieron que el rey de Judea era
Herodes.
2. Sabedor del caso, Herodes mandé a buscar a los reyes de Persia, y, habiéndolos
hecho comparecer ante él, les preguntó: ¿Quiénes sois? ¿De dónde venís? ¿Qué
buscáis? Y ellos respondieron: Somos hijos de los reyes de Persia, venimos de nuestra
nación, y buscamos al rey que ha nacido en Judea, en el país de Jerusalén. Uno de los
dioses nos ha informado del nacimiento de ese rey, para que acudiésemos a presentarle
nuestras ofrendas y nuestra adoración. Y se apoderó el miedo de Herodes y de su
corte, al ver a aquellos hijos de los reyes de Persia, con la tiara en la cabeza y con su
tesoro en las manos, en busca del rey nacido en Judea. Muy particularmente se alarmó
Herodes, porque los persas no reconocían su autoridad. Y se dijo: El que, al nacer, ha
sometido a los persas a la ley del tributo, con mayor razón nos someterá a nosotros. Y,
dirigiéndose a los reyes, expuso: Grande es, sin duda, el poder del rey que os ha
obligado a llegar hasta aquí a rendirle homenaje. En verdad, es un rey, el rey de los
reyes. Id, enteraos de dónde se halla, y, cuando lo hayáis encontrado, venid a
hacérmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo. Pero Herodes, habiendo
formado en su corazón el perverso designio de matar al niño, todavía de poca edad, y a
los reyes con él, se dijo: Después de eso, me quedará sometida toda la creación.
3. Y los magos abandonaron la audiencia de Herodes, y vieron la estrella, que iba
delante de ellos, y que se detuvo por encima de la caverna en que naciera el niño Jesús.
En seguida cambiando de forma, la estrella se torné semejante a una columna de fuego
y de luz, que iba de la tierra al cielo. Y penetraron en la caverna, donde encontraron a
María, a José y al niño envuelto en pañales y recostado en el pesebre. Y, ofreciéndole
sus presentes, lo adoraron. Luego saludaron a sus padres, los cuales estaban
estupefactos, contemplando a aquellos tres hijos de reyes, con la tiara en la cabeza y
arrodillados en adoración ante el recién nacido, sin plantear ninguna cuestión a su
respecto. Y María y José les preguntaron: ¿De dónde sois? Y ellos les contestaron:
Somos de Persia. Y María y José insistieron: ¿Cuándo habéis salido de allí? Y ellos
dijeron:
Ayer tarde había fiesta en nuestra nación. Y, después del festín, uno de nuestros dioses
nos advirtió: Levantaos, e id a presentar vuestras ofrendas al rey que ha nacido en
Judea. Y, partidos de Persia al primer canto del gallo, hemos llegado hoy a vosotros, a
la hora tercera del día.
4. Y María, agarrando uno de los pañales de Jesús, se lo dio a manera de eulogio. Y
ellos lo recibieron de sus manos de muy buen grado, aceptándolo, con fe, como un
presente valiosísimo. Y, cuando llegó la noche del quinto día de la semana posterior a
la natividad, el ángel que les había servido antes de guía, se les presenté de nuevo bajo
forma de estrella. Y lo siguieron, conducidos por su luz, hasta su llegada a su país.
Vuelta de los magos a su tierra
VIII 1. Los magos llegaron a su país a la hora de comer. Y Persia entera se regocijó, y
se maravilló de su vuelta.
2. Y, al crepúsculo matutino del día siguiente, los reyes y los jefes se reunieron
alrededor de los magos, y les dijeron: ¿Cómo os ha ido en vuestro viaje y en vuestro
retorno? ¿Qué habéis visto, qué habéis hecho, qué nuevas nos traéis? ¿Y a quién
habéis rendido homenaje? Y ellos les mostraron el pañal que les había dado María. A
cuyo propósito celebraron una fiesta, a uso de los magos, encendiendo un gran fuego,
y adorándolo. Y arrojaron a él el pañal, que se tomé en apariencia fuego. Pero, cuando
éste se hubo extinguido, sacaron de él el pañal, y vieron que se conservaba intacto,
blanco como la nieve y más sólido que antes, como si el fuego no lo hubiera tocado.
Y, tomándolo, lo miraron bien, lo besaron, y dijeron: He aquí un gran prodigio, sin
duda alguna. Este pañal es el vestido del dios de los dioses, puesto que el fuego de los
dioses no ha podido consumirlo, ni deteriorarlo siquiera. Y lo guardaron
preciosamente consigo, con fe ardiente y con veneración profunda.
Cólera de Herodes. La huida a Egipto
IX 1. Cuando Herodes vio que había sido burlado por los magos, y que éstos no
volvían, convocó a los sacerdotes y a los sabios, y les pregunté: ¿Dónde nacerá el
Mesías? Ellos le respondieron: En Bethlehem de Judá. Y él se puso a pensar en el
medio de matar a Nuestro Señor Jesucristo.
2. Entonces el ángel de Dios apareció en sueños a José, y le dijo: Levántate, toma al
niño y a su madre, y parte para la tierra de Egipto. Se levantó, pues, al canto del gallo,
y se puso en camino.
Llegada de la Sagrada Familia a Egipto.
Caída de los ídolos
X 1. Y, mientras pensaba entre sí cómo realizaría su viaje, sobrevino la aurora, y se
encontró haber recorrido la mitad del camino. Y, al despuntar el día, estaba próximo a
una gran aldea, donde, entre los demás ídolos y divinidades de los egipcios, había un
ídolo en el cual residía un espíritu rebelde, y los egipcios le hacían sacrificios, le
presentaban ofrendas, y le consagraban libaciones. Y había también un sacerdote, que
habitaba cerca del ídolo, para servirlo, y a quien el demonio hablaba desde dentro de la
estatua. Y, cada vez que los egipcios querían interrogar a sus dioses por ministerio de
aquel ídolo, se dirigían al sacerdote., quien daba la respuesta, y transmitía el oráculo
divino al pueblo de Egipto y a sus diferentes provincias. Este sacerdote tenía un bijo
de treinta años, que estaba poseido por varios demonios, y que peroraba sobre todo
género de cosas. Cuando los demonios se apoderaban de él, rasgaba sus vestiduras, se
mostraba desnudo a todos, y acometía a la gente a pedradas. Y, en la aldea, había un
asilo, puesto bajo la advocación de dicho ídolo.
2. Y, cuando Santa María y José llegaron a la aldea, y se acercaron al asilo, se apoderó
de los habitantes del país un terror extremo. Y se produjo un temblor en el asilo y una
sacudida en toda la tierra de Egipto, y todos los ídolos cayeron de sus pedestales, y se
rompieron. Todos los grandes de Egipto y todos los sacerdotes de los ídolos se
congregaron junto al sacerdote del ídolo en cuestidn, y le preguntaron: ¿Qué significan
este trastorno y este terremoto que se han producido en nuestro país? Y el sacerdote les
respondió, diciendo: Presente está aquí un dios invisible y misterioso, que posee,
oculto en él, un hijo semejante a sí mismo, y el paso de este hijo ha estremecido
nuestro suelo. A su llegada, la tierra ha temblado ante su poder y ante el aparato
terrible de su majestad gloriosa. Temamos, pues, en extremo, la violencia de u ataque.
En este momento, el ídolo de la aldea se abatió también al suelo, hecho añicos, y su
desplome hizo reunirse a lodos los egipcios cerca del célebre sacerdote, el cual les
dijo: Debemos adoptar el culto de este dios invisible y misterioso. Él es el Dios
verdadero, y no hay otro a quien servir, porque es realmente el hijo del Altísimo.
Curación del hijo del sacerdote idólatra
XI 1. Y el hijo del sacerdote fue acometido de su accidente habitual. Y entró en el
asilo en que Santa María y José se encontraban, y a quienes todo el mundo había
abandonado, huyendo. Y nuestra Señora Santa María acababa de lavar los pañales de
Nuestro Señor Jesucristo, y los había puesto sobre la pared del muro. Y el joven
poseído sobrevino, y agarró uno de los pañales, y lo puso sobre su cabeza. Y, en el
mismo instante, los demonios, bajo forma de cuervos y de serpientes, comenzaron a
salir y a escapar de su boca. Y el poseído quedó curado por orden de Nuestro Señor
Jesucristo. Y empezó a alabar y a dar gracias a Dios, que le había devuelto la salud.
2. Y, como su padre lo hubo encontrado libre de su enfermedad, le pregunté: ¿Qué te
ha ocurrido, hijo mío, y cómo es que has sanado? Y él le contestó: Cuando el demonio
se apoderé por enésima vez de mi persona, fui al asilo. Y allí encontré a una noble
mujer, con un niño. Acababa ésta de lavar los pañales de su hijo, y de depositarlos en
la pared del muro. Tomé uno de ellos, lo puse sobre mi cabeza, y los demonios me
abandonaron, y huyeron despavoridos. Y su padre, transportado de júbilo, le advirtió:
Hijo mío, es posible que ese pequeñuelo sea el hijo del Dios vivo, que ha creado los
cielos y la tierra. Porque, en el momento en que ese hijo de Dios se introdujo en
Egipto, todas nuestras divinidades han sido desplomadas y aniquiladas por la fuerza de
su poder.
Temores de María y de José
XII 1. Y se cumplió la profecía que decía: De Egipto llamé a mi hijo.
2. Y, como María y José supiesen la caída y el aniquilamiento del ídolo, fueron presa
de temor y de espanto, y se dijeron: Cuando estábamos en tierra de Israel, Herodes
proyectaba matar a Jesús, y, por su causa, mató a todos los niños pequeños de
Bethlehem y de sus alrededores. No hay duda sino que los egipcios, al enterarse de por
qué accidente se rompió ese ídolo, nos entregarán a las llamas.
3. Y, en efecto, el rumor llegó hasta el Faraón, el cual mandó buscar al niño, pero no lo
encontró. Y ordenó que todos los habitantes de su ciudad, cada uno de por sí, se
pusiesen en campaña para proceder a la búsqueda, hallazgo y captura del niño. Y,
cuando Nuestro Señor se acercó a la puerta de la ciudad, dos autómatas, que estaban
fijados a cada lado de la puerta, se pusieron a gritar: ¡He aquí el rey de los reyes, el
hijo del Dios invisible y misterioso! Y el Faraón procuró matarlo. Pero Lázaro salió
fiador por él, y María y José se escaparon, y partieron de allí.
Liberación de viajeros capturados por bandidos
XIII 1. Y, después que de allí partieron, llegaron a un paraje, donde se hallaban unos
bandidos, que habían robado a una caravana de viajeros, los habían despojado de sus
vestiduras, y los habían atado. Y aquellos bandidos oyeron un tumulto inmenso,
semejante al causado por un rey poderoso, que saliese de su capital, acompañado de
caballeros, de soldados, de tambores y de clarines. Y los bandidos, acometidos de
miedo y de pavor, abandonaron todo aquello de que se habían apoderado.
2. Entonces los secuestrados se levantaron, se desataron mutuamente las ligaduras,
recobraron su caudal, y se marcharon. Y, viendo aproximarse a María y a José, les
dijeron: ¿Dónde está el rey y señor, cuyo tren brillante y tumultuoso oyeron acercarse
los bandidos, y a consecuencia de lo cual nos abandonaron, y nos dejaron libres? Y
José repuso: El va a llegar sobre nuestros pasos.
Curación de una poseída
XIV 1. Y alcanzaron otra aldea, donde había una pobre mujer poseída, la cual,
habiendo salido de su casa por la noche en busca de agua, vio al Maligno bajo la figura
de un joven. Y puso la mano sobre él, para agarrarlo, no pudo ni aun tocarlo. Y el
rebelde maldito había entrado en el cuerpo de la mujer, estableciéndose así, y
manteniéndola en el estado de naturaleza, como en el día de su nacimiento.
2. Y la poseída no podía soportar sobre sí vestido alguno, ni residir en los lugares
habitados. Cuantas veces se la sujetaba con cadenas o con trabas, otras tantas las
rompía, y se escapaba desnuda al desierto. Y se colocaba en las encrucijadas de los
caminos y en las tumbas, y tiraba piedras sobre cuantos pasaban, causando mucho
enojo a las gentes de la localidad, las cuales deseaban su muerte, y su familia estaba
también muy afligida.
3. Cuando María y José entraron en aquella aldea, vieron a la infeliz, sentada, desnuda
y ocupada en reunir piedras. Y María tuvo piedad de su estado, y, tomando uno de los
pañales de Jesús, lo echó sobre ella. Y, en el mismo instante, el demonio la abandonó
precipitadamente bajo la figura de un joven, maldiciendo y gritando: ¡Malhaya yo, a
causa tuya, María, y de tu hijo! Y aquella mujer quedó libre de su azote. Vuelta en sí,
confusa de su desnudez, y evitando las gentes, se cubrió con el pañal de Jesús, corrió a
su casa, se vistió, e hizo a los suyos un relato detallado del hecho. Y los suyos, que
eran los personajes más importantes de la aldea, dieron hospitalidad a María y a José,
con magnificencia generosa.
Curación de una joven muda
XV 1. Al día siguiente, María y José se despidieron de sus huéspedes, bien provistos
por éstos de vituallas para el camino. Y, por la tarde de aquel día, al ponerse el sol,
entraron en otra aldea, donde se celebraban unas nupcias. Y vieron una multitud de
gentes reunidas, y, en medio de ellas, una desposada herida de mutismo por la astucia
del demonio y la acción de encantadores perversos. Paralizados sus oídos y su lengua,
la desposada no habla vuelto a recobrar el uso de la palabra.
2. Cuando María entró en la aldea, llevando en sus brazos a su hijo, la joven muda, que
la vio, tomó a Jesús, lo besó, y lo apretó contra su pecho. Y un efluvio del cuerpo del
niño se exhaló sobre ella, cuyos oídos se abrieron, y cuya lengua se movió, para
agradecer a Dios, con alabanzas, la recuperación de su salud. Y aquella noche hubo
gran alegría entre los habitantes de la aldea, que creyeron que Dios y sus ángeles
hablan descendido hasta ellos.
Curación de otra poseída
XVI 1. Tres días permanecieron alli María y José, rodeados de honores y
suntuosamente tratados por los novios y por las familias de éstos. Y se separaron de
sus huéspedes, bien provistos por ellos de cosas útiles para el viaje, y llegaron a otra
aldea, donde contaban pasar la noche, por hallarse poblada por numerosos y
distinguidos habitantes. En aquella aldea, vivía una mujer de fama muy honrosa. Un
día, había ido al río a lavar sus vestidos. Y, en tanto que hacía su colada, vio que no
comparecía nadie por los alrededores, se despojó de su traje, y empezó a bañarse. Y el
Maligno, bajo forma de serpiente, la asaltó, enlazó su cintura, se enroscó alrededor de
su vientre, y todos los días, a la caída de la noche, se extendía sobre ella.
2. Cuando María se le acercó, al ver el niño que ésta llevaba en sus brazos, corrió a su
encuentro, y le dijo: Oh, señora, dame a este niño, para que lo alce, y lo abrace. María
se lo dio. Y, tan pronto el niño estuvo en sus brazos, el demonio respiré los espíritus de
Jesús, y, bajo las miradas de todos, la serpiente huyó, y la poseía no la vio más. Y
todos los asistentes alabaron al Altísimo, y aquella mujer trató espléndidamente a
María y a José.
Curación de una leprosa
XVII 1. Cuando la mañana vino, la mujer vertió agua perfumada, para bañar en ella
al niño Jesús. Y, después de haberlo lavado, conservé el agua del baño. Y había allí
una joven, cuyo cuerpo estaba blanco de lepra. Y, como hubiese sido testigo de la
curación de aquella mujer, quiso, con fe, tomar el agua que había servido para lavar a
Jesús. Y, vertiendo sobre su cuerpo un poco de aquel agua, quedó purificada de su
lepra. Y todos los habitantes de la aldea exclamaron: Indudablemente, María, José y el
niño son dioses, y no hombres.
2. Y, en el momento en que María y José se disponían a abandonar la casa, la joven
que había sido leprosa, se arrodilló ante ellos, y les dijo: Os mego, padres y señores
míos, que me otorguéis ser vuestra hija y vuestra sierva, y acompañaros, porque no
tengo padre, ni madre.
Curación de un niño leproso
XVIII 1. Y ellos consintieron, y la joven partió en su compañía. Y llegaron a una
aldea, en cuyos contérminos estaba enclavado un castillo perteneciente a un jefe
ilustre, y que tenía un pabellón exterior, destinado a recibir a los huéspedes. En él
entraron María y José, y la joven pasó a ver a la esposa del señor. Y, como la
encontrase lacrimosa y entristecida, le preguntó: ¿Por qué lloras? Y ella repuso: No te
extrañen mis lágrimas, porque sufro un gran dolor, que a nadie puedo revelar. Mas la
joven le dijo: Si me lo indicas, y me lo descubres, quizá le encuentre yo un remedio.
2. La mujer del jefe le dijo: Guarda bien este secreto, y no lo manifiestes a nadie. Estoy
casada con este jefe, cuyo poder se extiende sobre un vasto territorio. Con él he vivido
mucho tiempo, sin darle hijos, y, cuando, al fin, tuve uno, éste nació leproso. Y, así
que él lo vio, se negó a reconocerlo, y me dijo: O lo matas, o lo entregas a una nodriza
de un país lejano, para que nunca más sepa de él. Donde no, rompo toda relación
contigo, y en la vida volveré a verte. No sé qué partido tomar, y mi disgusto es
infinito. ¡Ah, hijo mío! ¡Ah, esposo mío! Mas la joven repuso: He encontrado a tu mal
un remedio, que voy a exponerte. Porque yo también soy leprosa, y me vi purificada
por Dios, que no es otro que Jesús, el hijo de Maria. La mujer le dijo: ¿Dónde está ese
Dios, de que acabas de hablarme? La joven dijo: Está aquí, en tu casa. Ella dijo:
¿Cómo? ¿Aquí se encuentra? La joven dijo: Aquí se hallan María y su esposo José, y
ese niño que viaja con ellos, es el que se llama Jesús, y el que me ha curado de mi mal
y de mi tormento. La otra le dijo: ¿Puedo saber cómo te ha curado de tu lepra? Ella le
dijo: Con mucho gusto te complaceré. La madre del niño me dio el agua que había
servido para bañarlo, agua que eché sobre mi cuerpo, y que purificó mi lepra.
3. Entonces la esposa del jefe se levantó, y rogó a María y a José, con todo
encarecimiento, que fuesen huéspedes suyos. E invitó a José a un gran festín, al cual
fueron convidados buen golpe de hombres. Y, al día siguiente, a punto de amanecer, se
levantó, y tomó agua perfumada, para bañar en ella a Jesús. Y, tomando a su hijo, lo
bañó en el agua que acababa de emplear, e, instantáneamente, el niño quedó purificado
de su lepra. Y ella glorificó a Dios, diciéndole: ¡Dichosa tu madre, oh Jesús! ¿Cómo,
con el agua en que te has bañado, purificas de la lepra a los hombres, que son de la
misma raza que tú? E hizo a María presentes magníficos, y la despidió con los
mayores honores.
El joven esposo librado de un sortilegio
XIX 1. De allí se dirigieron a otra aldea, en la que quisieron pasar la noche. Y
entraron en el hogar de un recién casado, a quien un maleficio tenía alejado de su
espcsa. Y, apenas se hubieron albergado en la casa aquella noche, cesó el maleficio.
2. Y, llegada la mañana, decidieron partir. Pero el recién casado los detuvo, y les
ofreció un festín espléndido.
El joven convertido en mulo
XX 1. Al día siguiente, se pusieron en camino. Y, al acercarse a otra aldea, vieron a
tres mujeres que volvían a pie del cementerio, llorando. Y María dijo a la joven que
los acompañaba: Pregúntales qué les ha ocurrido, y qué mal aflige su alma. La joven
les transmitió la pregunta, y ellas, sin responderle, dijeron: ¿De dónde sois, y adónde
vais? Porque el día ha transcurrido, y la noche ha llegado. La joven repuso: Somos
viajeros, y buscamos un asilo donde pasar la noche. Y las mujeres le dijeron: Venid
con nosotras, y pasaréis la noche en nuestra casa.
2. Y, habiéndolas acompañado, vieron que poseían una casa nueva, bien adornada y
ricamente amueblada, en la cual los introdujeron. Y era invierno, y entonces la joven
entró también, y vio a las mujeres gimiendo y llorando. Cerca de ellas había un mulo
abierto de una funda de brocado, y ante el que se había colocado sésamo. Y lo
abrazaron, y le dieron de comer. La joven les preguntó: Mis señoras, ¿qué hace aquí
este mulo?. Y ellas, deshechas en lágrimas, le respondieron: Este mulo que ves ha sido
nuestro hermano, hijo de nuestra madre, que está presente. Nuestro padre nos ha
dejado una gran fortuna. No teníamos más hermano que éste, y pensábamos
encontrarle una mujer, y casarlo según las leyes de la humanidad. Empero algunas
perversas mujeres dadas a la hechiceda, lanzaron sobre él un sortilegio.
3. Y ello ocurrió una noche, poco antes de amanecer, mientras dormíamos, y mientras
las puertas de nuestro corazón y de nuestra casa estaban cerradas. Cuando la mañana
vino, miramos y reconocimos que nuestro hermano no estaba cerca de nosotras. Se
había metamorfoseado en este mulo, que sabemos es él. Y, como no tenemos ya padre
que nos consuele en tan acerbo disgusto, nos hallamos en la aflicción de que eres
testigo. No hay sabio, mago o encantador, que no hayamos consultado. Pero esto de
nada nos ha servido. Y, cuantas veces el corazón nos oprime con más fuerza que otras,
vamos con nuestra madre a florar sobre la tumba de nuestro padre, y después
volvemos.
El mulo transformado en hombre
XXI 1. Al oír el relato de aquellas mujeres, la joven les dijo: Consolaos, y no lloréis.
El remedio a vuestro mal está próximo, puesto que está bien cerca de vuestra misma
casa. Porque yo misma en persona he sido leprosa. Pero, habiendo visto a una mujer
llamada María con su pequeñuelo, llamado Jesús, un día que su madre acababa de
bañarlo, tomé agua de su baño, la derramé sobre mi cuerpo, y quedé curada. Sé, por
consiguiente, que posee el poder de remediar vuestro mal. Levantaos, pues, id al
encuentro de Nuestra Señora Santa María, traedla a vuestra casa, descubridle vuestro
secreto, y suplicadle que tenga piedad de vosotras.
2. Cuando las mujeres hubieron escuchado el discurso de la joven, salieron presurosas
al encuentro de Nuestra Señora Santa María, la llevaron a su casa, y, arrodilladas en su
presencia, le dijeron, llorando: ¡Oh Nuestra Señora Santa María, compadécete de tus
siervas! No tenemos ningún pariente de edad, ni jefe de familia, ni padre, ni hermano,
que nos proteja. Este mulo que ves, es nuestro hermano, y no un animal. Malvadas
brujas lo han reducido con sus maleficios al estado en que hoy se encuentra. Te
rogamos que tengas compasión de nosotras. Y Nuestra Señora Santa María,
conmovida ante su desgracia, tomó a Jesús, y lo puso sobre el lomo del mulo. Ella
lloraba, y las mujeres también. Y María dijo: Jesús, hijo mío, haz que la poderosa
virtud oculta en ti obre sobre este mulo, y le devuelva la naturaleza humana que tenía
otrora.
3. Y, en el mismo instante, el mulo cambió de forma, recobró su figura prístina, y se
convirtió en el joven exento de toda enfermedad, que antes era. Entonces él, su madre
y sus hermanas, se prosternaron ante María, pusieron el niño sobre sus cabezas, y lo
abrazaron, diciendo: ¡Dichosa tu madre, oh Jesús, salvador del mundo!
¡Bienaventurados los ojos que han alcanzado el favor de mirarte!
Unión de dos jóvenes curados por Jesús
XXII 1. Y las dos hermanas dijeron a su madre: He aquí que nuestro hermano ha
vuelto al estado normal, por el socorro de Jesús, y gracias a esta joven que nos ha
hecho conocer a María y a su hijo. Ahora bien: nuestro hermano no está casado, y el
mejor partido que podemos tomar con él es unirlo a esta joven, que está al servicio de
esta familia. E interrogaron a María sobre el asunto, y ella accedió a su demanda. Y
celebráronse con magnificencia las bodas de la joven, y la alegría de las tres mujeres
ocupó el lugar de su anterior angustia. Y convirtieron sus lamentaciones en cánticos de
fiesta. Y dijeron, gozosas: Jesús, el hijo de María, ha transformado el duelo en júbilo.
2. María y José permanecieron allí diez días. Y después se alejaron, colmados de
testimonios de respeto y de veneración por aquellas personas, que los despidieron con
pesar, y que, tras los adioses, volvieron a su casa deshechas en lágrimas, sobre todo la
joven.
Los dos bandidos
XXIII 1. Partidos de allí, llegaron a una tierra desierta, y oyeron decir que no era
segura, porque había en ella bandidos. Sin embargo, María y José se decidieron a
atravesar aquel país durante la noche. Y, mientras marchaban, advirtieron que, al borde
del camino, comparecían dos bandidos, apostados y destacados por sus compañeros,
que dormían un poco más allá, para guardar el camino. Estos dos bandidos que
acababan de encontrar se llamaban Tito y Dumaco. Y el primero dijo al segundo:
Déjales el camino libre, para que pasen, y que nuestros compañeros no lo noten.
Dumaco no consintió en ello. Entonces Tito le dijo: Te daré mi parte de cuarenta
dracmas si me complaces. Y le presentó su cinturón como garantía, para decidirlo a
callarse.
2. Y, cuando María vio la noble conducta de aquel bandido hacia ellos, le dijo: El
Señor Dios te protegerá con su diestra, y te concederá el perdón de tus pecados. Y
Jesús tomó la palabra, y dijo a María: ¡Oh madre mía, dentro de treinta años, los judíos
me crucificarán en la ciudad de Jerusalén, y, conmigo, crucificarán a estos dos
bandidos, Tito a mi derecha, y Dumaco a mi izquierda! Y, en el día aq
 

Los católicos y las imágenes
Miguel el 07-12-2007, 22:39 (UTC)
 Los católicos y las imágenes

Desde la antigüedad, el hombre siempre ha usado pintura, figuras, dibujos y esculturas, entre otros, para darse a entender o explicar algo. Estos medios sirven para ayudar a visualizar lo invisible; para explicar lo que no se puede explicar con palabras. Cuando el hombre cayó por el pecado y perdió la intimidad con Dios, comenzó a confundir a Dios con otras cosas y a darles culto como si fueran dioses. Este culto se representaba frecuentemente con esculturas o imágenes idolátricas. La prohibición del Decálogo contra las imágenes se explica por la función de tales representaciones.
Sin embargo, aún cuando muchas personas piensan que el primer mandamiento prohibe respeto a las imágenes esto no es necesariamente así. El culto cristiano a lo que representan las imágenes no es contrario al primer mandamiento porque el honor que se rinde a una imagen pertenece a quien en ella es representado. Es decir, al que se venera no a la imagen sino a lo que ésta representa.
En ese sentido, Santo Tomás de Aquino en su monumental Summa Theologiae señala que "el culto de la religión no se dirige a las imágenes en sí mismas como realidades, sino que las mira bajo su aspecto propio de imágenes que nos conducen a Dios encarnado. Ahora bien, el movimiento que se dirige a la imagen en cuanto tal, no se detiene en ella, sino que tiende a la realidad de la que es imagen".
Incluso ya en el Antiguo Testamento, Dios ordenó o permitió la institución de imágenes que conducirían simbólicamente a la salvación por el Verbo encarnado, y como ejemplo de ellos tenemos la serpiente de bronce o el arca de la alianza y los querubines.
Ahora bien, las primeras comunidades cristianas representaron a Jesús con imágenes del Buen Pastor; más adelante aparecerán las del Cordero Pascual y otros iconos representando la vida de Cristo. Las imágenes han sido siempre un medio para dar a conocer y transmitir la fe en Cristo y la veneración y amor a la Santísima Virgen y a los santos. Prueba de ellos, son las catacumbas -la mayoría ubicadas en Roma- donde aún se conservan imágenes hechas por los primeros cristianos, como las catacumbas de Santa Priscila, pintadas en la primera mitad del siglo III.
Sin embargo, con la encarnación de Jesucristo se inauguró una nueva economía de las imágenes. Cristo tomó y rescató las enseñanzas del Antiguo Testamento y le dio una interpretación más perfecta en su propia persona. Antes de Cristo nadie podía ver el rostro de Dios; en Cristo Dios se hizo visible. Antes de Jesús las imágenes con frecuencia representaban a ídolos, se usaban para la idolatría. Ahora, el verdadero Dios quiso tomar imagen humana ya que Él es la imagen visible del Padre.

María y los santos

La Iglesia Católica venera a los santos pero no los adora. Adorar algo o alguien fuera de Dios es idolatría. Hay que saber distinguir entre adorar y venerar. San Pablo enseña la necesidad de recordar con especial estima a nuestros precursores en la fe. Ellos no han desaparecido en la nada sino que nuestra fe nos da la certeza del cielo donde los que murieron en la fe están ya victoriosos en Cristo.
La Iglesia respeta las imágenes de igual forma que se respeta y venera la fotografía de un ser querido. Todos sabemos que no es lo mismo contemplar la fotografía que contemplar la misma persona de carne y hueso. No está, pues, la tradición Católica contra la Biblia. La Iglesia es fiel a la auténtica interpretación cristiana desde sus orígenes.
La Iglesia procuró siempre con interés especial que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto con dignidad y belleza, aceptando la variedad de materia, forma y ornato que el progreso de la técnica ha introducido a lo largo de los siglos. Más aún: la Iglesia se ha considerado siempre como árbitro de las mismas, escogiendo entre las obras artísticas las que mejor respondieran a la fe, a la piedad y a las normas religiosas tradicionales, y que así resultaran mejor adaptadas al uso sagrado.
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El Divorcio
Miguel el 07-12-2007, 22:37 (UTC)
 
EL DIVORCIO: Para leer atentamente
Mateo 19
1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
2 Le siguió mucha gente, y los curó allí.
3 Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
4 El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra,
5 y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne?
6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.»
7 Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?»
8 Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
9 Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio.»
10 Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse.»
11 Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido.
12 Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda.»

Romper un matrimonio es grave porque expone al otro al riesgo de caer en pecado mortal al buscar nueva pareja. Esto no quita que bajo circunstancias sea necesaria la separación por el bien de ambos y de los hijos (por ejemplo padre borracho que hace daño a sus hijos). Sin embargo, es muy distinto separarse, manteniendo el amor fiel al cónyuge, rezando por él, buscando su bien, que juntarse nuevamente con otra persona, violando un juramento de amor.

Es importante analizar es si el matrimonio por Iglesia había sido válido. Si al momento del consentimiento se presentaban factores que impedían dicho consentimiento libre y conciente, entonces el matrimonio era una farsa, era nulo. Esto no es un divorcio vincular, sino simplemente una indicación de que el “Sí” de la persona no era válido, por ejemplo:
• Si uno de los dos era demente al momento del consentimiento
• Si estaba el novio amenazado de muerte por los padres de la novia embarazada o cualquier otra causa que muestre que la voluntad no era libre (por ejemplo, droga)
• Si uno de los dos no sabía que el otro había tenido brotes psicóticos, era drogadicto o alcohólico, había sido infiel en el noviazgo, no era virgen a pesar de haberle contestado que sí lo era, o cualquier otra causa grave que de haberla sabido no hubiera consentido al matrimonio
• Si uno de los dos no pensaba ser fiel de por vida, por ejemplo, “si se acaba la pasión, o si no funcionamos, me divorcio y busco otro”
• Si uno de los dos no quería tener hijos jamás (si los tiene después se subsana la causa de nulidad automáticamente)
• Si uno de los dos era incapaz de comprender y/o de asumir las obligaciones del matrimonio (inmadurez)
En fin, hay infinidad de causales de nulidad. El trámite de anulación no es un “divorcio por Iglesia”. La anulación no se produce después del matrimonio, sino que es un proceso formal para mostrar que nunca hubo matrimonio, aún si la fiesta fue lindísima y aún si después tuvieron hijos. Por eso es muy importante que los divorciados en pareja, consulten a un especialista de un tribunal eclesiástico (pedir datos al párroco).

El dinero no es problema: para personas sin recursos es gratuito y para el resto, en algunos países las tarifas son tan bajas que dan lástima los abogados que se dedican al tema (tal vez sea una buena idea dejar al libremercado la fijación de honorarios pero fomentando la competencia y cobrando un mayor porcentaje a quien más puede pagar, para subsidiar a los que menos pueden).

No se debe caer en el error de ser juez y parte: debe esperarse la sentencia para poder casarse “como Dios manda” y poder convivir con la nueva pareja.

Quienes han recibido el sacramento indisoluble del matrimonio, pero conviven con otra pareja, aún si estuvieren casados civilmente, no pueden comulgar porque están en situación de adulterio (pecado mortal): son infieles a su cónyuge, a quien han prometido una alianza de amor de por vida, frente al altar y frente a Dios, en reflejo de la alianza de amor de Cristo por su Iglesia que se sella en la comunión.
Ser infiel al matrimonio indisoluble es ser infiel a Dios, es rechazar su Amor y por eso es imposible una común-unión con quien no se ama, es más es una afrenta.

Recordamos que comulgar en pecado mortal es sacrilegio:
“quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11,29; Rm 14,23).

Si la pareja no puede separarse por el bien de los niños nacidos de esta nueva pareja, pueden comulgar bajo ciertas condiciones indicadas abajo, pero sólo si se arrepienten de corazón de haber ofendido a Dios (si pudieran volver atrás, no lo harían, aun habiendo hijos de por medio), y no tienen actividad sexual de tipo alguno, es decir, que viven como hermanos, hasta que los niños crezcan lo suficiente o que enviude el casado.

La continencia parece muy difícil pero con la ayuda de la oración, el acceso frecuente a los sacramentos y la mortificación, lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios. Por eso Jesús habla bien de quien se hace eunuco por el Reino de los Cielos.
También ayuda dormir en cuartos separados, evitar todo contacto físico que pueda provocar deseo, evitar contenidos que exacerban el deseo, etc. Sin embargo, ante recaídas persistentes o ante una pareja que no respeta de palabra o en los hechos esta creencia, más vale salvar el alma y separarse.

No se está pidiendo lo imposible. A fin de cuentas, incluso los matrimonios en situación regular también tienen que ofrecer su continencia por ejemplo ante un embarazo avanzado, el postparto, la menstruación, la enfermedad del cónyuge o por sacrificio en favor de los hijos.

Ante todo, debe pensarse en el bien de los hijos: es muy difícil para un hijo de una pareja divorciada comprender lo que significa vivir la indisolubilidad del matrimonio.

Es muy difícil para un niño que quiere a sus padres en unión irregular aceptar la Biblia y la Catequesis: que quien convive fuera del matrimonio vive en pecado mortal y puede autocondenarse al infierno eterno. En general al crecer termina rechazando la religión, corriendo el riesgo de perder también su alma. Si los padres en unión irregular realmente aman a sus hijos deben bautizarlos lo antes posible, ayudarles a recibir la mejor formación y los sacramentos y tratar de explicar que su unión no sigue la voluntad de Dios. Por eso en general lo mejor para las uniones irregulares es separarse, al menos para no escandalizar a los hijos cuyos padres dicen una cosa pero hacen otra.

Cabe mencionar que en ciertas zonas, es probable que más de la mitad de los matrimonios por Iglesia sean nulos de hecho. Esto implica una grave responsabilidad para los párrocos y para los formadores. Debe asegurarse de dar cursos de preparación para el matrimonio que cubran una nutrida casuística de nulidad para que los que se vayan a casar comprendan bien y se tomen con seriedad el matrimonio. Por amor a los niños que se merecen una familia de por vida, no está de más examinarlos en las cuestiones doctrinales, ya sea en una entrevista o por escrito. También sería bueno preguntar, o si no hay tiempo, utilizar formularios (que también se distribuyen a familiares y testigos), para asegurarse que un novio no le oculte al otro alguna causal de nulidad.
Para evitar desidia o amiguismos mal entendidos, sería bueno que el material de formación y los formularios fuesen redactados y exigidos por el obispado o mejor aún, por la conferencia episcopal.
Para quien lo desee: novios, padres preocupados, sacerdotes, catequistas, Iesvs.org ha desarrollado un formulario.

El formulario es aún más necesario cuando en los cursos de preparación se enseñan doctrinas incompatibles con la Iglesia, como por ejemplo, tolerar la utilización de anticonceptivos (son todos abortivos). El formulario es una buena herramienta para detectar problemas en la formación de los novios.

“Ama al pecador, odia al pecado”. Al proclamar la Verdad, la Iglesia no busca discriminar ni hacer la vida imposible a quien no encaja en un molde, sino todo lo contrario: salvar las almas de quienes están en pecado mortal.

Si Ud. tiene algún pariente o amigo que está en unión irregular o alguno que se esté por casar por primera vez, reenvíele este artículo. Si buscan la Verdad, se lo agradecerán. Peor es enfrentar a Jesús al morir y tenerle que explicar por qué no nos importó que se condenara el alma de nuestro pariente o supuesto amigo (porque fuimos malos amigos). La falta de corrección es falta de amor: falta de amor al prójimo y falta de amor a Dios, porque todo pecado implica un gran dolor a Jesús que paga por él con su Sangre (el sacrificio de la Cruz es atemporal e incluye la reparación de los pecados pasados y futuros).
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CARTA A LOS OBISPOS
DE LA IGLESIA CATÓLICA
SOBRE LA RECEPCIÓN
DE LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA
POR PARTE DE LOS FIELES
DIVORCIADOS QUE SE HAN VUELTO A CASAR

Excelencia Reverendísima:
1. El Año Internacional de la Familia constituye una ocasión muy importante para volver a descubrir los testimonios del amor y solicitud de la Iglesia por la familia(1) y, al mismo tiempo, para proponer de nuevo la inestimable riqueza del matrimonio cristiano que constituye el fundamento de la familia.
2. En este contexto merecen una especial atención las dificultades y los sufrimientos de aquellos fieles que se encuentran en situaciones matrimoniales irregulares(2). Los pastores están llamados, en efecto, a hacer sentir la caridad de Cristo y la materna cercanía de la Iglesia; los acogen con amor, exhortándolos a confiar en la misericordia de Dios y, con prudencia y respeto, sugiriéndoles caminos concretos de conversión y de participación en la vida de la comunidad eclesial(3).
3. Conscientes sin embargo de que la auténtica comprensión y la genuina misericordia no se encuentran separadas de la verdad(4), los pastores tienen el deber de recordar a estos fieles la doctrina de la Iglesia acerca de la celebración de los sacramentos y especialmente de la recepción de la Eucaristía. Sobre este punto, durante los últimos años, en varias regiones se han propuesto diversas soluciones pastorales según las cuales ciertamente no sería posible una admisión general de los divorciados vueltos a casar a la Comunión eucarística, pero podrían acceder a ella en determinados casos, cuando según su conciencia se consideraran autorizados a hacerlo. Así, por ejemplo, cuando hubieran sido abandonados del todo injustamente, a pesar de haberse esforzado sinceramente por salvar el anterior matrimonio, o bien cuando estuvieran convencidos de la nulidad del anterior matrimonio, sin poder demostrarla en el foro externo, o cuando ya hubieran recorrido un largo camino de reflexión y de penitencia, o incluso cuando por motivos moralmente válidos no pudieran satisfacer la obligación de separarse.
En algunas partes se ha propuesto también que, para examinar objetivamente su situación efectiva, los divorciados vueltos a casar deberíanentrevistarse con un sacerdote prudente y experto. Su eventual decisión de conciencia de acceder a la Eucaristía, sin embargo, debería ser respetada por ese sacerdote, sin que ello implicase una autorización oficial.
En estos casos y otros similares se trataría de una solución pastoral, tolerante y benévola, para poder hacer justicia a las diversas situaciones de los divorciados vueltos a casar.
4. Aunque es sabido que análogas soluciones pastorales fueron propuestas por algunos Padres de la Iglesia y entraron en cierta medida incluso en la práctica, sin embargo nunca obtuvieron el consentimiento de los Padres ni constituyeron en modo alguno la doctrina común de la Iglesia, como tampoco determinaron su disciplina. Corresponde al Magisterio universal, en fidelidad a la Sagrada Escritura y a la Tradición, enseñar e interpretar auténticamente el depósito de la fe.
Por consiguiente, frente a las nuevas propuestas pastorales arriba mencionadas, esta Congregación siente la obligación de volver a recordar la doctrina y la disciplina de la Iglesia al respecto. Fiel a la palabra de Jesucristo(5), la Iglesia afirma que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el anterior matrimonio. Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación(6).
Esta norma de ninguna manera tiene un carácter punitivo o en cualquier modo discriminatorio hacia los divorciados vueltos a casar, sino que expresa más bien una situación objetiva que de por sí hace imposible el acceso a la Comunión eucarística: «Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio»(7).
Para los fieles que permanecen en esa situación matrimonial, el acceso a la Comunión eucarística sólo se abre por medio de la absolución sacramental, que puede ser concedida «únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, -como, por ejemplo, la educación de los hijos- no pueden cumplir la obligación de la separación, "asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos"»(8). En este caso ellos pueden acceder a la Comunión eucarística, permaneciendo firme sin embargo la obligación de evitar el escándalo.
5. La doctrina y la disciplina de la Iglesia sobre esta materia han sido ampliamente expuestas en el período post-conciliar por la Exhortación Apostólica Familiaris consortio. La Exhortación, entre otras cosas, recuerda a los pastores que, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las diversas situaciones y los exhorta a animar a los divorciados que se han casado otra vez para que participen en diversos momentos de la vida de la Iglesia. Al mismo tiempo, reafirma la praxis constante y universal, «fundada en la Sagrada Escritura, de no admitir a la Comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar»(9), indicando los motivos de la misma. La estructura de la Exhortación y el tenor de sus palabras dejan entender claramente que tal praxis, presentada como vinculante, no puede ser modificada basándose en las diferentes situaciones.
6. El fiel que está conviviendo habitualmente «more uxorio» con una persona que no es la legítima esposa o el legítimo marido, no puede acceder a la Comunión eucarística. En el caso de que él lo juzgara posible, los pastores y los confesores, dada la gravedad de la materia y las exigencias del bien espiritual de la persona(10) y del bien común de la Iglesia, tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia riñe abiertamente con la doctrina de la Iglesia(11). También tienen que recordar esta doctrina cuando enseñan a todos los fieles que les han sido encomendados.
Esto no significa que la Iglesia no sienta una especial preocupación por la situación de estos fieles que, por lo demás, de ningún modo se encuentran excluidos de la comunión eclesial. Se preocupa por acompañarlos pastoralmente y por invitarlos a participar en la vida eclesial en la medida en que sea compatible con las disposiciones del derecho divino, sobre las cuales la Iglesia no posee poder alguno para dispensar(12). Por otra parte, es necesario iluminar a los fieles interesados a fin de que no crean que su participación en la vida de la Iglesia se reduce exclusivamente a la cuestión de la recepción de la Eucaristía. Se debe ayudar a los fieles a profundizar su comprensión del valor de la participación al sacrificio de Cristo en la Misa, de la comunión espiritual(13), de la oración, de la meditación de la palabra de Dios, de las obras de caridad y de justicia(14).
7. La errada convicción de poder acceder a la Comunión eucarística por parte de un divorciado vuelto a casar, presupone normalmente que se atribuya a la conciencia personal el poder de decidir en último término, basándose en la propia convicción(15),sobre la existencia o no del anterior matrimonio y sobre el valor de la nueva unión. Sin embargo, dicha atribución es inadmisible(16). El matrimonio, en efecto, en cuanto imagen de la unión esponsal entre Cristo y su Iglesia así como núcleo basilar y factor importante en la vida de la sociedad civil, es esencialmente una realidad pública.
8. Es verdad que el juicio sobre las propias disposiciones con miras al acceso a la Eucaristía debe ser formulado por la conciencia moral adecuadamente formada. Pero es también cierto que el consentimiento, sobre el cual se funda el matrimonio, no es una simple decisión privada, ya que crea para cada uno de los cónyuges y para la pareja una situación específicamente eclesial y social. Por lo tanto el juicio de la conciencia sobre la propia situación matrimonial no se refiere únicamente a una relación inmediata entre el hombre y Dios, como si se pudiera dejar de lado la mediación eclesial, que incluye también las leyes canónicas que obligan en conciencia. No reconocer este aspecto esencial significaría negar de hecho que el matrimonio exista como realidad de la Iglesia, es decir, como sacramento.
9. Por otra parte la Exhortación Familiaris consortio, cuando invita a los pastores a saber distinguir las diversas situaciones de los divorciados vueltos a casar, recuerda también el caso de aquellos que están subjetivamente convencidos en conciencia de que el anterior matrimonio, irreparablemente destruido, jamás había sido válido(17). Ciertamente es necesario discernir a través de la vía del fuero externo establecida por la Iglesia si existe objetivamente esa nulidad matrimonial. La disciplina de la Iglesia, al mismo tiempo que confirma la competencia exclusiva de los tribunales eclesiásticos para el examen de la validez del matrimonio de los católicos, ofrece actualmente nuevos caminos para demostrar la nulidad de la anterior unión, con el fin de excluir en cuanto sea posible cualquier diferencia entre la verdad verificable en el proceso y la verdad objetiva conocida por la recta conciencia(18).
Atenerse al juicio de la Iglesia y observar la disciplina vigente sobre la obligatoriedad de la forma canónica en cuanto necesaria para la validez de los matrimonios de los católicos es lo que verdaderamente ayuda al bien espiritual de los fieles interesados. En efecto, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo y vivir en la comunión eclesial es vivir en el Cuerpo de Cristo y nutrirse del Cuerpo de Cristo. Al recibir el sacramento de la Eucaristía, la comunión con Cristo Cabeza jamás puede estar separada de la comunión con sus miembros, es decir con la Iglesia. Por esto el sacramento de nuestra unión con Cristo es también el sacramento de la unidad de la Iglesia. Recibir la Comunión eucarística riñendo con la comunión eclesial es por lo tanto algo en sí mismo contradictorio. La comunión sacramental con Cristo incluye y presupone el respeto, muchas veces difícil, de las disposiciones de la comunión eclesial y no puede ser recta y fructífera si el fiel, aunque quiera acercarse directamente a Cristo, no respeta esas disposiciones.
10. De acuerdo con todo lo que se ha dicho hasta ahora, hay que realizar plenamente el deseo expreso del Sínodo de los Obispos, asumido por el Santo Padre Juan Pablo II y llevado a cabo con empeño y con laudables iniciativas por parte de Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos: con solícita caridad hacer todo aquello que pueda fortalecer en el amor de Cristo y de la Iglesia a los fieles que se encuentran en situación matrimonial irregular. Sólo así será posible para ellos acoger plenamente el mensaje del matrimonio cristiano y soportar en la fe los sufrimientos de su situación. En la acción pastoral se deberá cumplir toda clase de esfuerzos para que se comprenda bien que no se trata de discriminación alguna, sino únicamente de fidelidad absoluta a la voluntad de Cristo que restableció y nos confió de nuevo la indisolubilidad del matrimonio como don del Creador. Será necesario que los pastores y toda la comunidad de fieles sufran y amen junto con las personas interesadas, para que puedan reconocer también en su carga el yugo suave y la carga ligera de Jesús(19). Su carga no es suave y ligera en cuanto pequeña o insignificante, sino que se vuelve ligera porque el Señor -y junto con él toda la Iglesia- la comparte. Es tarea de la acción pastoral, que se ha de desarrollar con total dedicación, ofrecer esta ayuda fundada conjuntamente en la verdad y en el amor.
Unidos en el empeño colegial de hacer resplandecer la verdad de Jesucristo en la vida y en la praxis de la Iglesia, me es grato confirmarme de su Excelencia Reverendísima devotísimo en Cristo
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
+ Alberto Bovone
Arzobispo tit. de Cesarea de Numidia
Secretario
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la audiencia concedida al Cardenal Prefecto ha aprobado la presente Carta, acordada en la reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado que se publique.
Roma, en la sede la Congregación para la Doctrina de la Fe, 14 de septiembre de 1994, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
________________________________________
(1) Cf. JUAN PABLO II, Carta a las Familias (2 de febrero de 1994), n. 3.
(2) Cf. JUAN PABLO II, Exhort. apost. Familiaris consortio nn. 79-84: AAS 74 (1982) 180-186.
(3) Cf. Ibid., n. 84: AAS 74 (1982) 185; Carta a las Familias, n. 5; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1651.
(4) Cf. PABLO VI, Encicl. Humanae vitae, n. 29: AAS 60 (1968) 501; JUAN PABLO II, Exhort. apost. Reconciliatio et paenitentia, n. 34: AAS 77 (1985) 272; Encicl. Veritatis splendor, n. 95: AAS 85 (1993) 1208.
(5) Mc 10,11-12: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio".
(6) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1650; cf. también n. 1640 y Concilio de Trento, sess. XXIV: DS 1797-1812.
(7) Exhort. Apost. Familiaris consortio, n. 84: AAS 74 (1982) 185-186.
(8) Ibid, n. 84: AAS 74 (1982) 186; cf. JUAN PABLO II, Homilía para la clausura del VI Sínodo de los Obispos, n. 7: AAS 72 (1980) 1082.
(9) Exhort. Apost. Familiaris consortio, n.84: AAS 74 (1982) 185.
(10) Cf. I Co 11, 27-29.
(11) Cf. Código de Derecho Canónico, can. 978 § 2.
(12) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1640.
(13) Cf. CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunas cuestiones relativas al Ministro de la Eucaristía, III/4: AAS 75 (1983) 1007; STA TERESA DE AVILA, Camino de perfección, 35,1; S. ALFONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Santísimo Sacramento y a María Santísima.
(14) Cf. Exhort. apost. Familiaris consortio, n. 84: AAS 74 (1982) 185.
(15) Cf. Encicl. Veritatis splendor, n. 55: AAS 85 (1993) 1178.
(16) Cf. Código de Derecho Canónico, can. 1085 § 2.
(17) Cf. Exhort. apost. Familiaris Consortio, n. 84: AAS 74 (1982) 185.
(18) Cf. Código de Derecho Canónico cann. 1536 § 2 y 1679 y Código de los cánones de las Iglesias Orientales cann. 1217 § 2 y 1365, acerca de la fuerza probatoria de las declaraciones de las partes en dichos procesos.
(19) Cf. Mt 11,30.


 

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